Por más que los separen varias décadas de distancia, ambos encuentran en el pedaleo su cable a tierra, su respiro diario, su vehículo cotidiano para moverse. El mayor, para realizar trámites y hacer mandados. El menor, para ir de su casa a la Facultad (actualmente vive en Santa Fe), así como para entrenar.

Cholo tiene 90 pirulos (los cumplió el 4 de abril); Enzo, 25 años. Pero los dos, desde muy pequeños, encontraron en la bicicleta una pasión que continuó a lo largo de los años.

Isidoro Lorenzo Borgetto Clariá («Cholo» para todo el mundo) nació en 1928 en ejido Seguí. Siempre dedicado a las tareas rurales, desde niño encontró en la bici un placer que lo sacaba de la rutina diaria.

Enzo es uno de los 19 nietos de Cholo. Desde hace un par de años vive en Santa Fe, donde estudia dos carreras simultáneas. Para concurrir a clases, la bici es el medio de transporte que utiliza a diario (salvo que caiga piedra o el pronóstico indique tormenta inminente en los próximos minutos).

Virginia Borgetto es otra de las nietas de Cholo. Profesora de Educación Física, así lo cuenta: «Mi abuelo toda su vida anduvo en bicicleta. Cuando era más joven, iba a trabajar en bici si las distancias no eran extremadamente largas». Esa rutina continúa hasta el día de hoy.

Tanto Enzo como Cholo gozan de muy buena salud. Así describe Virgi el secreto para que su abuelo siga en pleno movimiento: «Sin dudas que el mantenerse activo es la principal causa de su buena salud a su edad».

Volvamos otra vez a Enzo: Además de ser muy buen estudiante universitario, el muchacho es excelente deportista. Dos datos que lo pintan de cuerpo y alma: Los últimos años ha realizado dos largos viajes en bici a la República Oriental del Uruguay (uno de ellos a Punta del Este). Y eso no es todo: Hace apenas dos meses, Enzo se consagró campeón entrerriano de Duatlón (disciplina que combina atletismo con bicicleta).

Volvemos a reafirmar lo dicho al principio de esta nota: Cholo y Enzo son dos apasionados de las dos ruedas. De eso no caben dudas.