El viernes 28 en la Casa de la Cultura de Paraná estuvieron presentes el equipo coordinador de “Poesía guerrera” de Tigre. Las escritoras y talleristas Madeleine Wolff y Adriana Riva fueron invitadas por Jacarandá librería y Nos/otros en el texto, taller de escritura creativa.
Ante un público que mantuvo en vilo las emociones, los chicos que se encuentran aislados en la Isla Silvia, en Tigre, contaron que escribir poesías colectivas fue encontrarle la mano a la libertad. Nicolás, Alejandro y Julián fueron narrando entre música y lecturas cómo es salir de las adiciones.
“Adentro de la isla todo está organizado, sino sería imposible convivir. Somos 120 pibes de distintas edades y cada uno viene de una historia complicada. Entonces el respeto es lo primero que aprendés. Nosotros tenemos equipos, uno es el de interiores que pone las mesas y limpia el comedor. Otro, el de la cocina. Otros, los leñadores porque allá cocinamos a fuego. No tenemos gas, a veces nos bañamos con agua fría. Hacemos fila para todo, ahí no cantamos para que no se arme bardo”, cuentan los chicos que alguno de ellos vivió ocho años en la calle.
“Yo estaba en cualquiera y en cualquier lado. Los últimos dos años anduve por Brasil y Uruguay. Fui artesano, peluquero, pero sobre todo adicto, y como adicto perdés tu condición de persona entonces te sabés no siendo nada”.
Alejandro pone la crudeza en palabras. “Me escapaba, pero porque era de mí de quién no quería estar cerca”.
Vientos de libertad es una organización no gubernamental que lucha por la emancipación de los sectores más vulnerables, en ella la figura de la poeta Madeleine Wolff cobra relevancia porque es quien propone y lleva adelante el taller de Poesía Guerrera dentro de uno de los centros “el único que está en una isla, es el nuestro y ese factor geográfico también es un aspecto que potencia nuestro taller”.
En medio de una naturaleza que combina lo apacible de esas noches inmensas y de amaneceres que le abren la boca para saludarlos, también se encuentra lo salvaje y la fragilidad de esa calma que se tensa. “En el fogón de uno de los encuentros, en un momento uno de los chicos tuvo una crisis y pasamos de los cantos en son de paz al socorro y la urgencia. La isla es en parte como una muestra de lo que es la vida, de lo que convive en ella. Sintetiza con intensidad los otros mundos por los que transitamos los que estamos afuera de la rehabilitación, pero ahí también nos sentimos en ese proceso que te hace crecer siempre”.
En la presentación, uno de los chicos del taller sostuvo “los adictos merecemos ser llamados adictos y que deje de ser tabú la palabra porque ahí también nos invisibilizan, todo adicto es político y hay un sistema al que le servimos en la calle drogados y perdidos. Hay un sistema para el que somos el muerto semanal y su acto heroico”.
En ese marco, se habló del municipio y las implicancias del narcotráfico en nuestra ciudad.
El encuentro cerró en el Parque Urquiza. Los chicos eligieron el Puente de los suspiros como punto de reunión y entre las copas de los árboles y el río de fondo, meditaron como los lunes en que inician las semanas en la isla. Compartieron frutas y lecturas, un modo de decirse que las palabras alimentan algo que los comestibles no llegan. Los organizadores sostienen que las palabras trazan puentes y que la poesía es salvadora, esta vez Paraná fue sede para que nos empecemos a preguntar si también acá no hay más gente que necesite de estos espacios en donde las adicciones sean tratadas integralmente y en el que los ciudadanos nos sintamos interpelados porque la comodidad de sólo estar para indicar las faltas, nos apoltrona para que todo esté como era entonces.
Fuente: Semanario Análisis