Siendo niño viví en el campo y las tres veces que sufrí convulsiones febriles en plena madrugada, mis padres me llevaron al frente de la casa de la Doctora Bébe Castilla Mira. No para golpear la puerta, sino para sentirse más tranquilos en caso que mi situación se agravara.
Casualidad o no, las tres veces que ocurrieron aquellos episodios, mi estado mejoró notablemente ni bien estacionamos frente a su vivienda. En ninguna de las tres oportunidades hizo falta golpear la puerta de la Doctora.
“Estar cerca ya me tranquilizaba”, la escuché decir a mi madre más de una vez. Y quizás allí radique parte del secreto: Sentirse cerca de la Doctora generaba la necesaria calma en esos momentos de angustia y desesperación.
Fuimos cientos (posiblemente, miles) los chiquitos de dos generaciones que recibimos la atención, el cariño y la mirada profesional de la querida María Esther Castilla Mira.
Cuando la ciudad de Viale cumplió sus cien años (allá por 2006), el Gobierno municipal la declaró “Ciudadana Ilustre”. Una distinción al que muy pocos acceden.
Desde 2012, la sala de pediatría del Hospital de nuestra ciudad lleva su nombre, en reconocimiento a la enorme tarea que desarrolló por décadas en dicho nosocomio.
Una pionera
No sólo su carisma y profesionalismo fueron característica de su personalidad. La Doctora fue pionera en el interior del país en enviar muestras de sangre de los recién nacidos a Buenos Aires. Lo hacía en la década de 1980.
Mediante esas muestras que ella enviaba y que hoy en día forman parte de la pesquisa neonatal de rutina que se hace en nuestro país, se buscaba determinar valores de TSH (Hormona tiroidea) y Fenilcetonuria (este trastorno puede producir retraso psicomotor y retraso mental).
“La Doctora Castilla Mira fue realmente pionera al remitir esas muestras a Capital Federal. Las enviaba por correo y luego de un tiempo también recibía por correo los resultados”, contaron a NuevaZona la Doctora Belkys Moine y el Bioquímico Carlos Dabin.
Lo que actualmente es un examen de rutina en los recién nacidos, no fue así varias décadas atrás. Recordemos que estos análisis permiten detectar de manera precoz distintas enfermedades congénitas.
Durante diez años
La Bébe no podía con su genio y su espíritu solidario ni siquiera luego de su jubilación. Durante diez años después de jubilarse, continuó trabajando de manera Ad Honorem en el Hospital Doctor Castilla Mira. Hacía consultorio una vez a la semana, donde además de atender a los chiquitos, cumplía un rol “docente” con muchas mamás y papás en las cuestiones básicas de higiene, cuidados y alimentación de los pequeños.
Cinco décadas en la profesión
El 3 de diciembre próximo, el Círculo Médico de Paraná le entregará un pergamino recordatorio, por cumplir 50 años en el ejercicio de la medicina.
Será un nuevo y merecido homenaje formal.
Pero el mayor reconocimiento es el que miles de aquellos que ayer fuimos niños, le seguimos haciendo hoy de grandes, al considerarla prácticamente como una segunda mamá…
(Fabricio Bovier)




