Tremenda repercusión ha tenido este fin de semana el desalojo de Enrique Suárez, alias “Porteño”, de la Terminal de Ómnibus de Viale.
Cientos de vecinos (a través de las redes sociales y en el diálogo “cara a cara”), así como también buena parte del arco político, salieron a apoyar al hombre que está en ese lugar desde el mismo día que se inauguró la terminal. Es decir; desde hace 27 años.
Pocos temas han generado tanta repercusión como ha sido este caso. Nadie discute aquí que se hace necesario encuadrar dentro de una normativa legal la situación en que se encuentra Suárez.
Sin embargo, tampoco nadie ha salido a apoyar el desalojo que ha efectuado el Municipio. Ni los vecinos, ni la mayor parte del arco político que se ha pronunciado públicamente.
Nadie pide aquí que se regale nada ni que los espacios públicos queden a la deriva. Pero tampoco que se actúe de la manera que se actuó. No hacía falta, muchachos. Para eso, alguna vez nos enseñaron a hablar, a comunicarnos, a dialogar. A discutir si es necesario.
Suárez jamás se llenó los bolsillos con la función que cumple. No puso sucursales; ni siquiera cambió su bicicleta. Lo que ha hecho, le permitió apenas sobrevivir. Nada más que eso.
Parece una obviedad estar diciendo estas cosas. Pero no está de más repetirlo y tenerlo en cuenta a la hora de tomar algunas medidas. (FB)