El Movimiento Nacional de la Militancia Radical nace formal y orgánicamente como línea interna de la UCR el día 24 de noviembre de 2018, con la representación de todos los distritos electorales del País. Sus integrantes, desde mucho antes, venimos expresando, con absoluta claridad y coherencia, nuestra histórica pertenencia a la UCR, así como nuestras diferencias con quienes sucesivamente, por más de dos décadas, vienen detentando sus sellos, manejando discrecionalmente a un Partido Político con una historia honrosa, distorsionando sus principios, su doctrina, las conductas éticas que lo han caracterizado, violando reiteradamente su Carta Orgánica y la democracia interna, impidiendo la participación y desoyendo a todas las expresiones divergentes que existen en su seno. 

Esa dirigencia ha guardado silencios y complicidades intolerables, especialmente durante este gobierno y el anterior, dejándonos a los militantes en soledad para manifestar nuestro repudio a las actitudes demagógicas, autoritarias, antirepublicanas que nos condujeran nuevamente, mediante falsas opciones, a un estado de desigualdades, enfrentamientos y desesperanzas de las grandes mayorías nacionales, que no se sienten genuinamente representadas y se alejan cada vez más de la racionalidad de la democracia y de las instituciones republicanas y políticas. 

Venimos reclamando, con energía, indispensables cambios, en un sistema político perverso que todo lo confunde, que provoca violencias y enfrentamientos irreconciliables en una sociedad que requiere de auténticos consensos, de esfuerzos equitativos que nos permitan salir de un callejón que cada vez más nos conduce siempre al mismo lugar, a los mismos privilegios de pocos, a las enormes penurias de las grandes mayorías, especialmente de quienes menos tienen, quienes son utilizados para explotar sus necesidades, y así nada cambie. 

Pero queremos ser muy cuidadosos en esta etapa de profunda crisis económica, social y política. No es hora de buscar oportunismos, tampoco es el momento de hacer imprudentes y extemporáneas declaraciones que profundicen la gravedad de la crisis, ni llevar a confusiones. Lo haremos responsable y oportunamente cuando consideremos que no provocaremos con nuestros dichos mayores daños a un pueblo sufriente, marginado, descreído y desesperanzado. 

Hoy estamos reclamando el retorno a la esencia de un Radicalismo que cada vez más se aleja del pueblo. De ninguna manera queremos que se distorsione nuestro reclamo ni se lo descalifique con falsas imputaciones. 

Kirchnerismo y macrismo han sido nefastas respuestas a una democracia a la que se debe prestigiar, ambos han dividido intencionalmente amistades, familias y al pueblo. Divisiones que impiden cualquier proceso transformador que afecte algunos privilegios que ellos defienden y de los que pocos disfrutan.  

Ni unos son la declamada modernidad que declaman, ni los otros los benefactores del pueblo. Ambos son parte de un sistema cada vez más corrupto en lo económico y en lo político que la misma democracia debe solucionar. Democracia que precisa de partidos políticos con estructuras modernizadas y ágiles, con identidades claras, que actúen con transparencia, que alienten la participación, el debate, la formación de cuadros para el futuro. Partidos políticos que actúen con grandeza y no con las mezquindades actuales. Los principios que se pregonan no pueden seguir alejados de las conductas que se practican. 

La situación actual y las perspectivas son altamente preocupantes, es la política la que debe prestigiarse, para enfrentar las grandes angustias del presente y encontrar las soluciones que la democracia debe brindar.  

La UCR debería tener un importantísimo papel que cumplir, para eso luchamos, que nadie se confunda. 

Somos la Unión Cívica Radical, no debemos olvidarlo; la de la libertad, la de la democracia con sentido y responsabilidad social, la de la ética pública, la del respeto a la dignidad y a los derechos humanos, la de solidaridad, la de la justicia, la de la unidad nacional. Venimos de nuestra historia, de sus luchas, de nuestras propias luchas por una democracia de calidad, las que nos señalan el camino hacia el progreso común,  hacia la paz con justicia y equidad, para construir el futuro que anhelamos.

MESA NACIONAL DEL MNMR