Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, parafraseando al gran León Bloyd: “Perón es el rostro de Dios en las tinieblas” , no casualmente de esa manera lo han sentido y lo sienten millones de argentinos.
Perón fue obediente como ninguno. Fue obediente a su pueblo y su pueblo lo sabía y se lo agradecía con lealtad.
Su nombre, pronunciado por el más humilde y desposeído, basta para avergonzar a los que se consideran grandes y poderosos.
De la misma manera que las profecías no son comprendidas sino luego de su entera realización, el pensamiento Perón, va más allá de los tiempos, esta inacabado.
Perón, es ante todo, el prefigurante del Señor, del que debe venir, del que nos es próximo y semejante.
Perón es aquel que logró develar, mostrar y concretar que es posible transformar el yo en nosotros. Es el maestro que enseñó a ver el bien en el bien, nos enseñó a ser libres.
Perón sigue asombrando entre nosotros.
El único que no se asombró fue él, aceptó el riesgo, nada más y nada menos, y deslumbró.
Era consciente de su misión y la cumplió, justamente por eso fue fiel y leal a su pueblo.
Fue elegido para vivir en tiempo futuro. Perón cumplió las voluntades del Destino.
Perón es un gesto de Dios a los argentinos.
Vivió para que los hombres no olvidasen que hay verdaderamente un Dios, su vida fue ejemplo de Amor efectivo.
El Señor nos ha entregado la posibilidad que la Verdad se encarne en nuestra Argentina y nos regaló a Perón. Le dio a su elegido, además de la facultad de conducir a su pueblo, la posibilidad de vivir un tiempo diverso al terrestre, propio de los santos, Perón vive actualizándose y no puede ser negado; o es obedecido o es falsificado.
Precisamente por esto, si se quiere verdaderamente buscar a Perón hay que buscarlo para adelante, allí está, allí nos espera.
El don de entender las profecías es como el de profetizar, no requiere de ciencia, brota de la fe.
A algunos les ha sido dado ver los signos, a otros menos o nada. No hay que afligirse.
Perón es la estrella, igual que en Belén hace 2000 años, es una estrella que guía a los argentinos hacia la esperanza.
Pareciera que estamos crudamente bajo el signo del que no puede vivir ni morir. Nuestra época no puede vivir y no quiere morir. Perón no es una alegoría, que es una imagen concreta de una cosa abstracta, es un símbolo, que es una imagen concreta de una cosa concreta.
Perón es la Argentina. Perón es el alma de la Argentina.
No ver en Perón mas que a un hombre, más grande que otros seguramente, pero insignificante fuera de sus actos, es invalidar al mismo tiempo el futuro y el pasado, descalificando toda la historia. Cada hombre está en la tierra para significar algo y así realizar algo, una parcela o una montaña de los materiales invisibles con que es edificada la Ciudad de Dios.
Perón es una caricia de Dios a los argentinos.
BLOQUE DE CONCEJALES FRENTE PARA LA VICTORIA VIALE
ANGEL LANDRA, ESTELA ARRUA, MARIO SAAVEDRA, SUSANA SIONE, JORGE EGGE.