En la noche del 24 de mayo, Gianfranco Segovia, de 28 años, y Fiama Schneider, de 25, se retiraron a descansar en su departamento ubicado en el edificio de San Martín al 1800, en la ciudad de Santa Fe. Al día siguiente, la inquietud de los vecinos por la falta de actividad llevó a una llamada a los servicios de emergencia y a la policía. Trágicamente, al ingresar al departamento, se confirmó el peor de los temores: Gianfranco fue encontrado sin vida en la bañera, mientras que Fiama estaba en el dormitorio. El primero era oriundo de Paraná y su compañera de El Solar, departamento La Paz. Ambos estudiaban abogacía en la UNL.

La causa de los fallecimientos fue determinada como intoxicación por monóxido de carbono, poniendo el foco en el calefón del departamento, que estaba encendido. Este incidente resalta un problema serio, ya que aproximadamente 200 personas pierden la vida cada año en Argentina debido a esta peligrosa situación doméstica.

La fiscal María Lucila Nuzzo inició de inmediato una investigación para esclarecer las circunstancias de las muertes. Las pericias realizadas revelaron que el conducto de ventilación del calefón, que debería desembocar en la azotea, estaba obstruido en un codo, impidiendo así la evacuación adecuada de los gases tóxicos al exterior.

El abogado penalista Martín Durando, representando a los miembros del consorcio del edificio, explicó en el programa Creo,en radio Aire de Santa Fe, los detalles del problema técnico que condujo a esta tragedia. Las partes involucradas, incluidos los familiares de las víctimas, el consorcio del edificio, la propietaria del departamento y la inmobiliaria que gestionó el alquiler, están siendo informadas de los resultados de las investigaciones para determinar las responsabilidades pertinentes.

Este incidente subraya la importancia de la mantención adecuada y la inspección regular de los sistemas de calefacción y ventilación en los hogares, para prevenir tragedias como la que enlutó a la comunidad de Santa Fe.

El abogado penalista Martín Durando representa a los miembros del consorcio del edificio explicó lo sucedido: «El problema surgió porque el caño de ventilación -que desemboca en la azotea- del calefón, estaba obturado en un codo y no permitía la salida de los gases al exterior».

La obstrucción se produjo en un tramo del caño que se encuentra dentro de las paredes, a la altura del dormitorio, y se generó por la acumulación de «barro, restos biológicos y plumas de pájaros», que con el paso del tiempo fueron ingresando desde el exterior.

Si bien se habló de un posible nido de palomas, Durando aseguró que «esto es imposible porque ningún pájaro puede anidar en ese lugar».

Los peritos de la Agrupación de Bomberos Zapadores y personal de Litoral Gas, la propietaria, encontraron que el caño de ventilación que correspondía a ese departamento no contaba con el capuchón que evita el ingreso de agua y de cualquier otro tipo de material.

Fuente: Aire de Santa Fe/ Plaza Web.