La variedad, de cáscara dura, sobresale entre todas las calabacitas y zapallos que este año produjeron las plantas sembradas para consumo familiar, como ocurre en las áreas rurales donde conviven la agricultura, avicultura y siempre hay lugar para la producción de hortalizas y verduras para tener a mano alimentos frescos.
Son plantas que nacieron de semilla que la familia fue recolectando y arrojando a la tierra, sin ningún otro secreto ni expectativas.
Este gran zapallo, triplica el peso habitual de la variedad y se muestra imponente al resto de la cosecha. “Lo único que pudo haber influido- dice la esposa de Steinle, esbozando una explicación ante el tamaño de la hortaliza- es que la planta creció alrededor de donde habían rollos de pasto”.
El ampuloso producto sigue causando asombro en el entorno familiar y el círculo de conocidos, expuesto como un verdadero trofeo que espera el momento oportuno para convertirse en saludables y apetitosas realizaciones gastronómicas.
PARALELO 32