La panadería Zandomeni, un emblema de Crespo por más de medio siglo, apagó definitivamente su horno a leña. Tras 51 años de trabajo ininterrumpido, el negocio familiar cerró sus puertas.
La noticia sorprendió tanto a los clientes como a sus propios dueños. Estela Zandomeni, una de las propietarias, compartió la difícil decisión tomada tras la rotura de su histórico horno a leña, cuya estructura ya no permitía reparaciones. «Mover un ladrillo más sería como un efecto dominó y se caería toda la bóveda», explicó con tristeza, recordando que este horno acompañó a la familia desde 1973, cuando su padre, Rosendo Zandomeni, adquirió la panadería.
El cierre de la panadería marca el fin de una etapa, pero también deja un legado imborrable. Desde la muerte de su padre en 1997, la familia Zandomeni sostuvo el negocio con esfuerzo y pasión, incluso en los momentos más difíciles. Tras el retiro de su hermano Rosendo «Bocha» en 2019 por problemas de salud y el fallecimiento de su madre en 2020, Estela y su hermana Mónica, junto con el incondicional apoyo de su empleado Jorge Torres, mantuvieron en pie el emprendimiento hasta el último día. «Entre nosotros la hemos sacado adelante lo mejor posible», afirmó.
La panadería Zandomeni no reabrirá. La decisión, aunque dolorosa, cierra un ciclo que deja en la comunidad el recuerdo imborrable de un lugar que fue sinónimo de calidad, tradición y calidez.
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