Durante años, repitió de manera calcada su rutina diaria: Apenas levantada de la cama, se fumaba el primer porro de marihuana. Luego tomaba vino y ya cerca de mediodía comenzaba con la cocaína, que continuaría inhalando por la tarde. La noche la encontraba en lugares pesados y oscuros. Y siempre andaba armada. Pero logró salir y ahora recorre el país contando su experiencia de vida

«Mi historia comienza en el vientre de mi mamá, que me regaló a una familia muy pero muy pobre cuando ella aún estaba embarazada. Ellos me criaron. A su nueva familia, en el barrio le decían «la familia chocolate», por el color de su piel.

A los 12 años, Cristina Román se enteró que era adoptada y eso fue un golpazo. Fue justo ahí que entró en una etapa de total rebeldía. «Una amiga me dijo que tenía algo para que yo no estuviese tan triste y me ofreció un cigarrillo de marihuana».

Desde aquel momento y durante veinte años, Cristina estuvo atada a las drogas: Marihuana, cocaína, alcohol, pastillas y lo que uno quiera imaginar.

«Me casé muy joven», me cuenta Cristina, luego de brindar su testimonio de vida en la Iglesia Evangélica Congregacional de Viale.

A los 15 años quedó embarazada y junto a su novio decidieron casarse. Su pareja también era adicto y falleció a los 30 años, a causa de las drogas. «Quedé viuda y allí comenzó mi etapa más difícil», cuenta.

Pero la historia no termina allí. Al poco tiempo, la justicia le quitó a Cristina sus tres hijos, perdió su casa y durante unos años estuvo presa por delitos relacionados a la droga.

«Pagué mi deuda con la sociedad, pero salí de la cárcel peor de lo que había entrado. Ya no tenía a mis hijos, ni mi esposo y tampoco mi casa. Fue un tiempo sumamente difícil para mí. Ni siquiera tenía donde ir», explica.

 

Pero un día…

Pero un día todo comenzó a cambiar. Una mujer llegó a su vida y le dijo: «Cristina, Jesús te ama».

«No hablo de religión, sino de fe; de creer que se puede. Lo importante es que uno se decida a entregar su vida a Jesús. Dios tiene un plan con las personas, y sin embargo nuestros propios pensamientos nos llevan muchas veces a realizar cosas que consideramos buenas. Pero la droga es un camino de muerte».

«Cuando yo fui a la iglesia, fui creyendo. Mucha gente puede ir pensando: ‘Veré si esto funciona’. Pero es importante que el que tenga problemas, diga: ‘Yo voy a salir’. Eso es algo fundamental», afirma.

«Si uno realmente quiere salir adelante, debe creer. Esto funciona si uno realmente abre su corazón a Jesús».

«Así ocurre también con los Centros de internación. Si la persona que es internada no está dispuesta a recibir ayuda, no va a cambiar», aconseja.

 

Recuperó su vida

Después de aquel cambio que provocó que su vida diera un giro rotundo, Cristina le demostró al Juez que ella había cambiado y que estaba mejor. Por ello, la justicia luego de un tiempo le permitió otra vez volver con sus hijos y se volvió a casar.

El amor de madre le llevó a recuperar a sus hijos. «Gracias a Dios pude ver que mis hijos me necesitaban». Por ello, luego de aquel cambio radical que hizo de su vida,  hoy disfruta junto a su esposo de todos sus hijos y de los cinco nietos que son la luz de la familia.

 

Hoy recorre el país

Cristina Román nació en 1957. Es autora del libro «De Hippie a pastora» con el cual recorre el país dando conferencias en Iglesias y centros sociales. Actualmente vive en San Miguel, Buenos Aires y está a cargo de la Iglesia Un paso de Fe junto a su esposo Enrique Sandoval.

Actualmente, la mujer recorre buena parte de la Argentina brindando su experiencia de vida y compartiendo su testimonio de fe. No sólo ante cientos de adolescentes y jóvenes, sino también para los adultos. «Hoy existen muchas personas mayores con serios problemas por el consumo de alcohol, cigarrillo, pastillas y hasta adictos al juego o a internet».

Y vuelve a repetir: «Yo no predico religión. Lo que predico es que se puede. Mi testimonio es real, y por eso decidí compartirlo con los demás. Yo soy un ejemplo de que se puede salir adelante. Todo depende del que dice: Quiero»

(Fabricio Bovier)