El 29 de junio de 1974 un avión Canberra debió realizar un aterrizaje de emergencia en ruta 131, a unos 500 metros del acceso Illia de Crespo. Lo increíble de la historia fue el choque del avión contra un camión que viajaba a Seguí. No hubo heridos, pero si muchas historias sobre este curioso hecho.

Según relató a FM Estación Plus 94.3 en una entrevista realizada en 2019, Rubén Seiler (hijo de Otto), «todo ocurrió un viernes a la tarde, alrededor de las 18:30, de un día en que había llovido. Por Seguí pasaron tres aviones juntos y nos llamó la atención ya que iban muy bajo. Alrededor de 20 minutos a media hora, nos quedamos sin luz, y no sabíamos el por qué ni qué había pasado, y nos quedamos tranquilos pensando que era por el tiempo”.

“Alrededor de las 20:30, golpean la puerta y cuando abrimos era un agente de policía, que nos saluda ‘Buenas noches, qué tal, quédense tranquilos pero vengo a avisarles que su papá tuvo un accidente con un avión en Crespo. Él está bien, no se hagan problema’.

“Se fue y al otro día fui a trabajar, pero luego nos comentaron cómo era la mano. Cuando él venía por la ruta, desde Valle María, estaba lloviznando y en cercanías de Crespo veía que venían dos lucecitas de frente y pensaba que era un auto, porque no tenía altas o bajas puestas y él apaga las del camión. Cuando hace eso, el piloto se aviva y se da cuenta que era un camión y en ese ínterin, en la distancia que tenía, alcanza a levantar el ala. Lo enganchó en la parte superior de la caja, le arrancó todo y si él no hubiera apagado las luces del camión, lo engancha en el medio, a la altura del pecho más o menos. Es decir, no hubiera podido contar ni el cuento”.

“Ese Canberra es el que corta la línea de alta tensión con la panza por el vuelo cuando ya estaba demasiado bajo. Por eso Crespo y Seguí se habían quedado sin luz”, explicó.

“En ese momento –contó mi padre luego- llegó un auto Peugeot al lugar. Ya estaban los pilotos abajo, esperando y viendo qué es lo que había pasado. Y ellos mismos le dijeron ‘vaya a Crespo y haga la denuncia’. En ese ínterin pasa este auto y lo acerca hasta la comisaría. Cuando quiso   hacer la denuncia, lo trataron de loco, porque no le creían que había pasado con un avión. Después le tomaron la denuncia e hicieron todos los papeles y tuvo que volver hasta su camión, esperar y se le hizo la noche. Se quedó a dormir en Crespo y al otro día se volvió a Seguí”.

“Fue muy famosa la historia por esos años e incluso lo cargaban diciéndole que lo único que le faltaba era chocar con un barco. Son las anécdotas que quedan con el transcurrir de la vida”.

Rubén Seiler contó a FM Estación Plus que su padre “tuvo contactos con ellos después” (los tripulantes del avión), incluso tuvo que ir a la Base Aérea a Paraná. Le pagaron todos los daños y perjuicios que se habían producido con el avión. “Se portaron muy bien con mi padre”.

Poca difusión

Otto Seiler murió en 2010. Era oriundo de Las Tunas, “y cuando se casó se vino a vivir en Seguí, donde yo nací”, explicó su hijo.

El hecho no tuvo demasiada difusión en los pocos medios que había por aquel entonces, ya que  la noticia de la que todos hablaron en esos días fue de la muerte de Perón el 1º de Julio.

El avión está actualmente expuesto en Oliva, provincia de Córdoba, en el Museo Nacional de Malvinas. Se trata del mismo Canberra B-102, al que posteriormente denominaron “El camionero”.

La nota de El Diario de Paraná sobre el particular accidente