Daniel Enrique Kerps es fanático de Racing desde la cuna. Heredó la pasión del abuelo Enrique Karst, por lo que desde muy pero muy chiquito siguió sus pasos.
Cuando uno le habla de Racing, el pecho se le infla y su pasión emana a flor de piel. Razones que la propia razón no entiende. Como las religiones: asuntos que únicamente los verdaderos fieles comprenden.
Esta semana y por primera vez en la historia de la cuidad, un vialense fue contratado por el Grande de Avellaneda. Se trata de Tomás Chancalay, un pibito surgido de la cantera del humilde Arsenal de Viale que a los 9 años emigró a Colón de Santa Fe.
¿Y qué tiene que ver todo esto? Ya lo dijo alguien por ahí: todo tiene que ver con todo…
Corría el crítico año 2.001, cuando Daniel Kerps decidió probar suerte en Buenos Aires. El joven emigró a Florencio Varela en búsqueda de mejores oportunidades que las que ofrecía nuestra Entre Ríos.
Allí conoció a otro joven hincha de la Academia, y cuya madre trabajaba en una de las dependencias del estadio de Racing. El muchacho le prometió que el primer día que jugara la “Acadé”, lo llevaría a ver un partido.
Finalmente, ese anhelado día llegó. Fue un caluroso domingo 4 de marzo, cuando la sensación térmica rozaba los 40 grados. Un modesto y complicado Racing recibía en su estadio a Boca Juniors (que venía de ser campeón del mundo) y los ánimos estaban bastante caldeados.
Cuando Daniel pasó a buscar al amigo para ir al partido, el joven salió con una camiseta manga larga. “Pero como hacía tanto calor, me dijo que le cortaría las mangas. ‘Yo no podía creerlo. Le pedí que por favor no lo hiciera. A cambio, le ofrecí canjearle la mía, que era una de entrenamiento”, cuenta hoy Daniel.
Ese domingo de calor infernal, Boca comenzó ganando el partido, pero la Academia pudo darlo vuelta. El encuentro terminó 2 a 1. González para la visita. Empate de penal de José Chatruc y una exquisita palomita del Cóndor Luis Rueda para sellar el triunfo racinguista. Locura total en el Cilindro de Avellaneda.
Ese 2001 no fue un año más. El Racing Club se coronaba campeón, bajo la dirección técnica de Mostaza Merlo, después de 35 años.
Desde aquel 2001, la casaca 28 lo acompaña a Daniel a cuanto partido de Racing concurra. Esa remera manga larga, con ese número impreso en la espalda, es mucho más que una cábala. Es un de los objetos más preciados que conserva desde el primer día. No hay dudas: es pasión convertida en camiseta.
La número 28 que un día de calor imposible le canjeó a su amigo, hoy sigue vivita y coleando. Esa que estuvo presente en aquel 2-1 para el infarto en una transpirada jornada de la Popular. Esa que lo sigue acompañando hoy en cada encuentro que disputa la Academia. La 28 que conserva desde el año que gritó campeón.
Esta semana, el vialense Tomy Chancalay fue convocado oficialmente por Racing Club. ¿Con qué número? Con el 28. Si es mera casualidad, cosa del destino, de la vida o el azar, no lo sabremos jamás.
De lo que sí podemos dar fe, es que ese número es mucho más que un número. De eso estamos completamente seguros.
(Fabricio Bovier)