Por la reciente noticia que ha tomado repercusión en medios nacionales sobre la muerte de un bebe de 6 meses en Japón por botulismo del lactante, desde el área de Bromatología se da a conocer de qué se trata la enfermedad y qué precauciones se deben tomar.

El botulismo es una intoxicación causada por una neurotoxina bacteriana que produce la bacteria Clostridium botulinum. El término tiene su origen en la palabra latina botulus: ‘embutido’, dado que la enfermedad era más frecuente por la ingestión de este tipo de alimentos contaminados con la bacteria.

Existen tres clases de botulismo: el transmitido por los alimentos, (latas y/o envases tetra hinchadas o abombadas) que ocurre cuando una persona ingiere la toxina y que conduce a la enfermedad en pocas horas; el botulismo de la herida, que ocurre cuando las heridas están infectadas por Clostridium botulinum que secreta la toxina; y el del lactante que puede suceder cuando los recién nacidos, que tienen sistemas digestivos inmaduros, ingieren bacterias que luego producen toxinas dentro de sus intestinos.

En este último caso, la enfermedad puede presentarse entre los seis días y el primer año de edad, con una mayor prevalencia entre los 2 y los 6 meses.

En la Argentina, la Red Nacional de Protección de Alimentos (Renapro) y la Anmat informó, que los niños pueden consumir miel luego de haber cumplido su primer año de vida, para no sufrir el botulismo del lactante.

La agente Tec. en Nutrición Marilin Fontana comentó: “algunos  padres endulzan el chupete de sus bebés en miel. Esta práctica incrementa el riesgo de contraer la enfermedad en niños de menos de un año cuando la miel ha sido contaminada por esta bacteria, ya que recién a esa edad desarrollan la flora intestinal del adulto, capaz de antagonizar el crecimiento de las esporas y la generación de toxinas”.

Por lo antes mencionado, desde el Área se recomienda:

Evitar dar miel a los niños menores de un año.

Para todos los grupos etarios el consumo de esta,  debe ser siempre responsable, seleccionando aquella que cuente con el rótulo y la información correspondiente.

En envases que cumplen con las exigencias de rotulación debe aparecer la leyenda: “Prohibido el consumo en menores de un año”