No había cumplido 12 años, cuando un día le dijo a su familia: «De grande, me voy a casar con un argentino y me iré a ese país a vivir». Su mamá y sus hermanas la miraron y simplemente sonrieron. Y ella siguió como si nada. Todo siguió como si nada…
Mari Miranda es una joven venezolana. Siempre le llamó la atención la música de nuestro país y las series televisivas que de aquí se exportaban al mundo.
Pero no sólo la música o la TV argentina comenzó a ser moneda corriente para Mari. A medida que la adolescente crecía, crecía también su interés por nuestro país. Por eso en su casa ya no sorprendía si un día la encontraban estudiando las capitales de Santa Fe, Entre Ríos o Mendoza. O informándose de los hechos que ocurrían en nuestro país. Al parecer, aquella promesa (o sueño) casi infantil de querer venirse a vivir a suelo argentino venía bastante en serio.
A medida que pasaban los años, se hacía cada vez más notorio el interés de Mari por Argentina. Un día, buscando por Facebook el nombre de un amigo llamado Cristian, la red social ofreció el nombre de un tal Cristian de apellido Richter. Parecido pero diferente al que la joven buscaba. Sin querer queriendo (ya que el Cristian no buscado era argentino), Mari ingresó a su perfil.
Algunos lo llaman casualidad. Otros lo relatan como obra del destino. Para ellos, una señal divina. Lo cierto es que el Cristian que acababa de conocer se convertiría al cabo de unos años en el marido de Mari. Pero no nos adelantemos con la historia…
5.000 Km. y un poquito más
La música fue un eslabón importante. Ni bien se conocieron por la red social, Mari y Cristian no tenían demasiados temas en común. Pero como había bandas de música que ambos seguían, esa siempre era una buena excusa para entablar conversación.
De a poco se fueron conociendo y con el correr de los meses, la amistad comenzó a fortalecerse. Por entonces, ambos eran estudiantes universitarios. Y la atracción del uno por el otro llegó más temprano que tarde. Sin embargo, había un detalle para nada menor. Pongámoslo en distancia: Ambos estaban separados por unos 5.100 kilómetros.
Un encuentro cristiano (Súper Clásico de la juventud) que se desarrollaría en Argentina sería finalmente el evento que le permitiría conocerse cara a cara. Tanto Mari como Cristian profesan la fe cristiana y aquella reunión multitudinaria coronaría el encuentro de los jóvenes.
«El día que le dije a mi familia que viajaría a la Argentina, a nadie les sorprendió. Es que nombrar a este país ya era tan común para mí, que ni a mi mamá ni a mis hermanas le llamó la atención que yo les dijera que iba a viajar al sur del continente», explica Mari.
Finalmente, en septiembre de 2011, Mari y Cristian se vieron la cara por primera vez, después de un año de comunicarse a través de las redes sociales.
Hay que decidirse
Después de aquella visita de Mari a la Argentina, debían decidirse: Sabían que querían seguir juntos, pero en carácter de qué era la cuestión.
Seguir siendo novios no era algo sencillo ni barato. Por ello, y luego de pensarlo y pensarlo, al año siguiente de la visita de la joven a nuestro país, se casaron en Venezuela. Para poder costearse el pasaje, Cristian consiguió dos trabajos durante todo un año en Viale, lo que le permitió ahorrar para pagarse el viaje.
En 2013 se casaron y el mismo día que salían de luna de miel, falleció el entonces Presidente Hugo Chávez. «Tuvimos que volvernos, ya que luego de su muerte, el país se convirtió en un caos», explica Mari.
Finalmente, unos meses después, se instalaron en Viale y comenzaron con su emprendimiento: «Tomate creativo Estudio gráfico».
«Al principio nos costó bastante, pero después de pagar el derecho de piso, pudimos estabilizarnos», cuenta Cristian ahora.
Y agrega Mari: «Nuestro emprendimiento, en Venezuela, hubiese sido muy difícil. Si bien en Argentina no es sencillo, en mi país todo hubiese resultado más complicado».
En el momento justo
«La situación de Venezuela es totalmente real a como la muestran los medios. La cuestión social, política y económica es gravísima. El desabastecimiento de comida y medicamentos es algo de todos los días. En las manifestaciones, el gobierno no ha tenido problemas en reprimir y matar gente», explica ella.
«Yo salí de Venezuela justo en el momento límite. Porque si bien la situación durante la era Chávez era complicada, con la llegada de Maduro todas las áreas entraron aún más en decadencia. No sólo en la cuestión educativa, de salud y política, sino también lo espiritual».
Sin embargo, Mari no desconoce los intereses norteamericanos sobre el petróleo venezolano y lo que esa influencia estadounidense afecta a la situación económica y social de su país. «Pero lo que ha hecho tanto Chávez como Maduro es llevar la situación al límite».
«El lugar de donde provengo es un pueblo pequeño, como Viale. Por eso no me costó tanto el hecho de la adaptación. En general, la Argentina me gusta y las costumbres de este país me encantan. Por más que los demás no lo crean, me considero casi una argentina más», cuenta la joven entre risas.
La siguen peleando a diario
«Muchos dicen que nuestra historia fue producto de la suerte o el azar. Para nosotros, obra de Dios. Él permitió conocernos, encontrarnos y trabajar finalmente aquí», comenta Cristian.
Es lunes por la mañana; plena jornada laboral. Los dos están en el estudio, ubicado en barrio La Loma, de Viale.
Hasta casi ayer, ambos estaban separados por unos 5 mil kilómetros. Hoy están juntos. Y juntos la siguen peleando a diario.
(Fabricio Bovier)