El día que se enteró que en la famosa tienda “Santa Teresita” necesitaban un cadete, no lo pensó dos veces. Si bien tenía 14 años, fue y se presentó. Necesitaba ese trabajo y por eso ni lo dudó cuando llevó su currículum con datos personales y conocimientos.

La sucursal vialense de la tienda, propiedad de empresarios españoles, exigía dos requisitos fundamentales para aquel trabajo: Sexto Grado completo y amplio conocimiento del idioma alemán. Y Arnoldo Tauber, alias “El Negro”, cumplía ambos requerimientos.

Por eso, enorme fue su alegría aquella tarde cuando lo llamaron para notificarlo que al otro día ingresaría a trabajar.

“Ellos necesitaban alguien que hablara alemán, ya que por entonces, mucha gente de campo no hablaba español. Por eso, todos los negocios necesitaban una persona que entendiera el idioma. Y yo lo hablaba desde muy chico el alemán. Así fue como logré quedar en el trabajo”, cuenta hoy el Negro sobre sus inicios laborales.

Y mal no le fue en aquel negocio: Corría 1.953 cuando ingresó como cadete, pero más temprano que tarde, el Negro comenzó a ascender de puesto en “Santa Teresita”. Llegó a convertirse en encargado del comercio.

Luego de unos años, se fue a vivir a María Grande. Hasta que volvió a Viale y comenzó a trabajar con Yany Schlund en la venta de artículos del hogar. Hasta 1.966, que decidió embarcarse por cuenta propia en el rubro venta de garrafas.

“Los primeros años las repartía en bicicleta. Vení, mirá, acá está la prueba”, me cuenta Cristian, su hijo. Y exhibe en el patio del fondo un cuadro oxidado de lo que alguna vez fue una bicicleta. En el caño del medio, todavía se conserva atornillada una tabla. “Sobre la madera de esa bici, mi padre  transportaba las garrafas a domicilio”, explica Cristian.

Corría 1.968, cuando Tauber abrió su local comercial que aún hoy permanece en la misma dirección: Urquiza 219. Al año siguiente, se sumó al local Juan Carlos Schlude, con quien inauguró   la recordada “Retacería Edisar”. Fue hasta el año 1.997, que se cerró Edisar y Tauber continuó únicamente con la venta de garrafas.

El Negro no se queja del trabajo ni de todo el camino recorrido hasta aquí. “El 21 de diciembre de este año cumplí 65 años de trabajo detrás del mostrador”, explica.

“En tantos años como comerciante, uno se convierte un poco en psicólogo. Los clientes llegan, y algunos hasta te cuentan sus problemas o sus historias. Uno los escucha”.

-¿Piensa en el retiro?

-Para nada. Yo ya le dije a mi familia: Prefiero morir trabajando que quedarme en silla de ruedas.

En 2015, a raíz de un problema en su corazón, Tauber tuvo una cirugía mediante la cual le colocaron un marcapaso. “Ando bien, debo realizarme controles periódicos. Pero puedo seguir en movimiento, aunque con determinados cuidados”, explica.

“En 65 años de trabajo en el mostrador, uno ha pasado por todas las etapas del país. Épocas de bonanza y de grandes crisis. Pero con trabajo y más trabajo, uno siempre puede seguir adelante”. (Fabricio Bovier/NuevaZona)