Fueron pintados hace 3, 10, 25 años. A algunos jóvenes, hacerlo les llevó un par de horas. A otros varios días. Algunos no pudieron terminarlos. Murales que quedaron a mitad de camino.
Son pinturas de diferente tamaño, temática diversa y colores variados. Distintos unos de otros; bien distintos. Pero algo los une: Todos fueron pintados en antiguos paredones del ex Hogar de Jóvenes “Roque Sáenz Peña” (actual “Residencia de Jóvenes”).
En los murales aparecen figuras humanas, animales, astros e imágenes abstractas.
Algunos de ellos fueron pintados por varios adolescentes y otros de manera individual. Hubo algunas intervenciones artísticas en las que trabajaron vecinos de la ciudad, durante jornadas de integración que se realizaron tiempo atrás.
Son pinturas que aún hoy permanecen allí, resistiendo el paso del tiempo, la humedad y el musgo. Resistiendo el olvido.
Cada uno de los murales conserva una historia particular; única. Historia tan particular y tan única como las que guarda cada uno de los chicos que han transitado durante años los pasillos del Hogar de Jóvenes.
(Fabricio Bovier)