Jesús tiene 23 años y hace 5 que trabaja en el Municipio de Viale. Ingresó al día siguiente de cumplir 18 y durante los primeros tiempos pasó por varios sectores: Hizo bacheo, fue sereno, trabajó en el camión atmosférico, realizó trabajos de desmalezado, entre otras actividades.
Pero hace cuatro años que se encuentra en el área de recolección de residuos. «Es una tarea a la que estoy acostumbrado y que me gusta realizar, pero debo ser sincero: no se la recomiendo a nadie», aclara Jesús Muñoz.
Para él, la recolección ha formado prácticamente buena parte de su vida. Y no sólo por la tarea que él desarrolla hoy por hoy, sino porque su papá ejerció como recolector durante 27 años en el Municipio. Fue recolector, precisamente, hasta que un fuerte golpe en su pierna durante una noche de trabajo en el camión, lo dejó con serias complicaciones en su rodilla.

Tarea riesgosa
«Si bien me gusta lo que realizo, el trabajo es totalmente insalubre», aclara el muchacho.
Y amplía: «Manipular constantemente la basura y exponerse a continuos riesgos como cortarse o pincharse, es algo que está a la orden del día».
Jesús sabe de lo que habla. Mientras va contando su experiencia, muestra sus brazos y manos. En ellos hay marcas y cicatrices por doquier que confirman sus dichos.
«Una vez, de una bolsa se me cayó una botella rota en la frente y me hizo esta tremenda cicatriz», y señala la marca, justo arriba del ojo derecho. El muchacho, al igual que sus compañeros de trabajo, está expuesto a este tipo de lesiones y riesgos.
Los perros forman parte de un capítulo especial en la vida de un recolector. El joven ya ha sufrido tres mordeduras. «Por eso le pedimos encarecidamente a los vecinos que encierren sus perros durante los horarios de recolección».

La separación, todo un tema
Periódicamente, el Municipio (tanto esta gestión como las anteriores), han realizado campañas de concientización para que la gente no olvide llevar a cabo la separación de residuos en su vivienda. Sin embargo y casi a diario, los recolectores encuentran bolsas con basura mezclada. Y aquí no hay barrio que se salve: en todas las zonas de la ciudad siempre hay algunas personas o hasta instituciones que no toman conciencia y que sacan residuos mezclados en una misma bolsita. ¿Ejemplos? No es raro encontrar yerba con vidrios, fideos con toallitas femeninas o cáscara de manzana con jeringas.
«Por eso, siempre le pedimos a la gente que sea solidaria, ya que una bolsita mezclada nos complica muchísimo».

Huellas digitales
Hasta hace un tiempo, el reloj de control del personal municipal funcionaba mediante el escaneo de las huellas digitales. «Pero ese sistema nos complicaba mucho a los recolectores, porque hay épocas donde tenemos borradas las huellas de los dedos. Aunque cueste creerlo, la manipulación continua de todo tipo de residuos y materiales, genera que desaparezcan de nuestro dedos las huellas digitales», explica.
Pero hace un tiempo, el Municipio cambió el sistema de control. Ahora se realiza mediante el escaneo del rostro «y ello terminó el problema que teníamos con las huellas borradas».
Todo trabajo tiene sus pro y sus contras. Pero la recolección de residuos debe figurar entre las tareas más insalubres. «Las madrugadas de invierno hacen que se te escarchen los dedos y los días de lluvias trabajas empapado. En verano tenés otros problemas, como los gusanos que rompen las bolistas y se te caen por todos lados».
Volvemos a reiterarlo: La tarea del recolector debe figurar entre las actividades más perjudiciales para la salud humana. Es una verdad sabida, pero no siempre tenida en cuenta (ni por los distintos gobiernos ni por la sociedad): Para que nuestras ciudades luzcan limpias y ordenadas, existe gente como Jesús y como tantos recolectores, que madrugada tras madrugada, le ponen a su tarea esfuerzo, sudor y lágrimas. Todo para que uno, como vecino, sienta esa rara tranquilidad a la mañana temprano cuando ya no ve en su cesto de la vereda las bolsistas que dejó durante la noche.
Fabricio Bovier