Sin creer poseer el dominio de la Verdad, quiero plantear algunas diferencias entre la Educación a distancia que es una manera de impartir conocimientos con vieja data -en el país y en el mundo- y la actual «Educación en tiempo de pandemia”.

A la Educación a distancia la conozco desde mi niñez con los cursos de corte y confección, pintura y de reparación de radios (antigüedades hoy: radios a transistores/baterías/ y las modernas con pilas…). Actualmente, quienes deseamos capacitarnos, en el ámbito educativo –porque es el que conozco- podemos  profesorados, post títulos, capacitaciones o cursos de manera virtual y “a distancia”.

Lo que desde las escuelas se está realizando a partir de la segunda semana de abril es una educación “cercana”. Integrantes de los equipos directivos, preceptoría, asesores y docentes estamos abocados a mantener comunicación con tutores y estudiantes. Entablamos una comunicación –con falencias- en la que no se produce “la magia” (como leí en una publicación de Facebook) que se da en el aula. Pero en la que no nos quedamos en los contenidos a dictar, sino que nos interesamos por ese “otro” que está detrás de la pantalla de un celular o una computadora, que son diversos, que son diferentes y a los que tratamos de llegar con su individualidad (y la nuestra también). No podemos dejar de sentir que también invadimos espacios y tiempos de la familia. En nuestra casa sucede lo mismo. Tenemos instalada “el aula” en la cocina, el lavadero, patio o dormitorio y con nuestra familia alrededor, son sus demandas, problemas, alegrías, comentarios, entre otras vicisitudes.

Otra cuestión es cómo llegar…Por ejemplo, ¿sabiamos cuántos de nuestros pequeños estudiantes – o grandes- tenían acceso a Internet? Nosotros mismos, como docentes… ¿Todos accedemos a una buena conexión? ¿Tenemos  una computadora disponible o la compartimos con otros tres o cuatro integrantes de la familia? Docentes de zonas rurales, de pequeñas ciudades y grandes urbes… ¿Es posible darles a todos los estudiantes los mismos contenidos?

Sería positivo que comencemos a pensar en decir y describir este tiempo de una nueva, diferente y desafiante manera de educación como se dio en la realidad. No a la distancia. Sino en tiempo de aislamiento social debido a la  pandemia.

Podría parecer una simple cuestión de semántica. De nombre. Considero que hay mucho más detrás de una denominación. Detrás hay docentes sosteniendo un sistema educativo que tiene desigualdades y que tratamos de equilibrar sin poder. Sólo somos eso. Docentes que deseamos desarrollar de la mejor manera nuestra actividad, apelando a la comprensión de las familias, de los estudiantes y de nosotros mismos ya que cada consigna es cuestionada varias veces antes de ser enviada. ¿Podrá eso ser comprendido por quienes desmerecen nuestra profesión?

(Tiene firma responsable)