Los animales de la región del Paraná Medio ingieren milimétricas partículas de plástico que se encuentran tan fragmentadas en su hábitat que es imposible diferenciarlas. El estudio a cargo de especialistas del Instituto Nacional de Limnología -INALI, CONICET-Universidad Nacional del Litoral- encontró micropartículas en las vísceras de peces y también en las heces de aves, como el espinero grande, una especie muy común en el litoral argentino.

Los datos dan un panorama sobre la gravedad de la contaminación ambiental por plásticos que está sufriendo el acuífero guaraní, la reserva de agua dulce más importante del mundo y el impacto sobre las especies.

El equipo de investigación comenzó a realizar las primeras mediciones en 2016, con el fin de detectar microplásticos en la arena en una de las tradicionales playas de la ciudad de Paraná, el Balneario Thompson. En ese entonces, encontraron unas 5.000 unidades por metro cuadrado, de pequeñas partículas de plástico menores a 5 milímetros. El  proyecto novedoso en el país, que luego se fue expandiendo a la zona del Paraná Medio, surgió por una pregunta básica, querían conocer la magnitud del problema de la contaminación por plástico, hasta dónde se expandía y cuáles eran las consecuencias ambientales. “Era un elefante que estaba ahí en medio de la sala, todos lo veían, pero a nivel científico no se había estudiado ni acá en Argentina, ni en Latinoamérica”, explica a elDiarioAR, Martín Bletller, doctor en ciencias biológicas y uno de los investigadores del programa, para quien lo llamativo fue que ya en la primera muestra detectaron la presencia de microplásticos.

El estudio que lleva seis años es concluyente: la alta presencia de residuos plásticos afecta la biodiversidad y la salud humana. En la actualidad, la presencia de plásticos y derivados de los mismos, como los microplásticos, son una preocupación ambiental a nivel mundial dado que estos contaminantes están en todas partes, de manera duradera y generan el denominado estrés oxidativo que implica básicamente un desequilibrio en el sistema y afecta la salud humana.

El equipo pudo comprobar en condiciones reales, que en la región hay un promedio de 220 envases de botellas, vasos y demás plásticos cada 100 metros cuadrados en la región, mientras que en el análisis de las micropartículas registraron 5.000 micropartículas por metro cuadrado.

 “La cifra de micropartículas puede incrementarse a 15.000 o 20.000 dependiendo de la zona donde se haga el estudio entre otras variables. En la playa del Thompson en Paraná, llegamos a encontrar estas cantidades; es una playa que tiene aguas arribas de manera lindante el arroyo Las Viejas, una suerte de gran inyector de microplásticos”, sostiene Blettler al referirse a varios condicionantes como cuestiones climáticas, época del año, uso del espacio público, entre otros.

Peces y aves con microplásticos

En el caso de los peces, todos los sábalos de la zona del Paraná Medio estudiados estaban contaminados con al menos un microplástico. Si bien el promedio de micropartículas halladas en general en esta especie fue del 9.9, hubo un dato alarmante, en un solo sábalo se detectó la presencia de 27 microplásticos.

En el 90 por ciento de los microplásticos hallados en los sábalos se trató de fibras, algo que también revelaron varios estudios a nivel mundial que también han reportado mayor número de fibras ingeridas en comparación con otros tipos de microplásticos. El razonamiento detrás del predominio de las fibras es la naturaleza diversa de este tipo de microplástico, que puede tener su origen en la fragmentación o degradación de prendas de vestir. De hecho, lavar mediante lavadora eléctrica, hace que cada prenda de ropa sintética libere alrededor de 2 mil microfibras.

La gran dificultad para eliminar los microplásticos es su tamaño que impide que puedan ser separados y posibilita que puedan alcanzar la cadena alimentaria humana a partir de organismos acuáticos generando una contaminación en la red.

Toxicidad en la cadena alimentaria

El hecho que se hayan detectado micropartículas de plástico en aves y peces es indicativo que también podrían estar en los músculos y órganos de cualquier especie. La toxicidad que tienen los plásticos es debido a la presencia de aditivos químicos contaminantes que generan fundamentalmente toxicidad hepática o gastrointestinal, ya que una vez que acceden al organismo, y mediante el proceso de absorción logran acceder al torrente sanguíneo para difundirse por los órganos y células del organismo humano.

“En nuestra región no hemos medido la presencia de microplásticos en los músculos de los peces, en aves o en el ser humano, porque eso requiere de una tecnología que no tenemos disponible por sus costos” dice Blettler que participa de estudios de investigación en países como Alemania, Inglaterra, Francia, entre otros, aunque la presunción es que si se ha detectado microplásticos en vísceras y en las heces, éstos pueden haber traspasado a órganos y al torrente sanguíneo, algo que en países donde se aplica la nanotecnología se ha corroborado, detectando la presencia de microplásticos y nanopartículas en órganos vitales humanos, en la sangre e incluso hay evidencias de la transmisión de estas partículas de la mujer al embrión. Es que estas milimétricas partículas de plástico aunque no las veamos también están en el aire que respiramos y en los productos que utilizamos cotidianamente, cosméticos y textiles.

Fuente: elDiarioAR