Elba Somoza es Licenciada en Servicio Social y Directora de Psicodrama, trabaja desde 1992 en el área de sanar las heridas de la vida, dando cursos y seminarios en diferentes iglesias de la Argentina y el exterior.

Desde el año 2001, trabaja en grupos de recuperación de situaciones de abuso para hombres y mujeres en la Iglesia Buenas Nuevas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Además, fue quince años docente en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Días pasados brindó una serie de reuniones especiales en la Iglesia Congregacional de Viale, con gran participación de familias de nuestra ciudad. Entre los temas abordados, figuraba «Cómo construir una familia sana». Además, en otro encuentro con mujeres, el tema estaba referido a «las necesidades importantes en la vida de una mujer».

En diálogo con NuevaZona, la Licenciada explicó que actualmente la persona «es cada vez más consciente de sus heridas, aunque no las trabaje. Así, se van construyendo relaciones que no son sanas».

«Por ejemplo, si una persona no fue querida lo suficiente por sus padres, seguirá buscando alguien que lo compense. Pero la elección desde ese lugar no va a ser sana, porque nadie podrá llenar ese vacío, aunque en el momento le parezca que sí. Siempre estará en una sensación de falta y nunca lo que otra persona le brinde va a ser suficiente. Y eso va generando distorsiones, por lo que a esa persona le resulta muy difícil conectarse», explicó Somoza.

 

Encerrados en el teléfono

La licenciada también describió una situación muy actual y en la que todos estamos embarcados: «El mundo se ha vuelto mucho más egoísta y las personas se han vuelto mucho más egoístas. Hoy, con el tema de la tecnología, la gente se habla por mensajito de texto, pero no cara a cara. Yo veo a los nenes y jóvenes aislados en su celular, la Tablet o sus computadoras. Va desapareciendo el hecho de mirarse a los ojos y hablarse cara a cara. De este modo, se va perdiendo la comunicación».

 

Situaciones de abuso

En otro tramo de la entrevista, Somoza también brindó detalles sobre lo que sienten y viven las personas abusadas. «Lo que hace el abuso en las personas es afectar su sentido de dignidad. Y una persona que no se siente digna, ¿cómo hace para pararse frente a la vida y cómo proyecta su vida? Siente que tiene una concepción distorsionada de su propia vida, por lo que le resulta muy difícil afrontarla», explicó.

Sobre el proceso de recuperación, Somoza explicó que el mismo lleva todo un tiempo y un mantenimiento. «Es como cualquier otro tratamiento. Por ejemplo, si uno tiene un problema de corazón, debe seguir un tratamiento. En el tema del abuso sucede igual. Una vez que la persona ha visto cosas y ha transformado su conducta, no debe volver atrás, sino que tiene que seguir sosteniéndose para mantenerse en su nueva realidad. Sin embargo, no todo el mundo saca el mismo provecho de la misma experiencia. Depende de la decisión personal de cada uno de trabajar sobre su vida. Ocurre como en cualquier otra situación o problema que la persona tenga en su vida. Una cosa es si quiere enfrentarlo y otra es si no está dispuesto a hacerle frente a ese problema»

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