Desde hace treinta años (si, treinta años amigo lector) Doña Yola Heinze de Wollenberg recorre en su bici de tres ruedas (o tricicleta, según la terminología técnica) las calles de Viale.
Por día, la mujer hace entre 90 y 100 cuadras. «No me canso y me encanta», le cuenta a NuevaZona. «Todos los días concurro a cuidar mis nietos y a hacer mandados. Es algo que hago ya hace mucho tiempo», explica la mujer.
Y cuando dice «mucho tiempo», es mucho tiempo: Treinta años para ser precisos. Ya va por la segunda tricicleta. La primera que tuvo aún está guardada en su casa, esperando volver algún día a las calles de la ciudad.
Yolanda tiene 83 años, pero no se nota. «Cumplo el mismo día que Mirta Legrand», dice entre risas. Pero aclara de inmediato: «Pero Mirta tiene diez años más que yo».
Cuando se ve obligada a quedarse quieta, sea por lluvia o por algún dolor pasajero, Yola siente que algo le falta. «Es como que me deprimo».
«Hasta el Médico me pidió que nunca abandone mi bici. El doctor se dio cuenta que me hace muy bien».
Ama los deportes («No me pierdo ningún partido», comenta). Además, es fanática de los documentales, principalmente sobre historia.
Hace cinco años se ganó un auto cero kilómetro en el Bono del Asado con Cuero. Pero no lo usa. Sólo lo tiene para que sus hijos la lleven a Paraná. «Ella prefiere, antes que nada, su bicicleta», me cuenta Lili, su hija.
Los chicos del barrio, cada vez que la ven, le piden que haga Willy (levantar la rueda delantera mientras avanza). «Pero no estoy para tanto», sonríe Yola.
Por más sencillo que parezca andar en una bici de tres ruedas, no es para cualquiera. Unos vecinos de Yola, que tenían intenciones de comprarse una, se la pidieron prestada para probarla. «Pero no pudieron andar, ya que no es tan sencillo», explica la mujer.
Yola no tuvo ese problema. Desde que salió de la bicicletería el día que la compró, se fue andando. Aprendió enseguida. Y así, desde hace ya treinta años, recorre todos los días las calles de la ciudad. A los 83 años, activa. Siempre activa. (FB)