Este domingo por la tarde, y durante largo rato, la parroquia Santa Ana, acompañados por Bomberos Voluntarios, recorrieron cinco barrios de Viale.
En cada lugar donde se detenía la camioneta y la autobomba, los chiquitos del barrio se agolpaban para recibir un paquetito de pororo (palomitas, como le dicen ahora), chocolatada, caramelos y hasta bollitos y magdalenas.
La escena se repitió en la zona de Arsenal, en plaza San Martín, en el Centenario y en otros sitios.
Por cada entrega que recibían los chicos, cada niño devolvía con lo más sano y hermoso de la infancia: una sonrisa gigante.
Así fue durante todo este domingo, al igual que estos últimos tiempos. Es que no es la primera vez que este festejo se lleva a cabo. La escena se viene repitiendo los últimos años.
Y ojalá que siga por muchos años más.
Porque ya lo sabemos: la sonrisa de un pibito no tiene precio. Hoy así quedó demostrado. FB.