Algunos clientes llegan a su tómbola un poco tristes, y él les saca una sonrisa. Otros entran serios, pero  cambian de inmediato cuando les hace una humorada.

Negucho Comas tiene un “no se qué” en su forma de ser, que genera luz a su alrededor, mucha luz. Quien lo conoce sabe de lo que estamos hablando.

“Quedé ciego luego de caer en un pozo depresivo. Pero me salvé porque le pedí a Dios y aquí estoy”, explica.  

Hoy es un agradecido de la vida, y así lo cuenta a quien quiera oírlo. “Me siento gratificado por ser útil a los demás y por darle una palabra de aliento”, le dijo al programa DE ESTE LADO (PuntoTV y NuevaZona).

“Soy un agradecido de la vida. Por seguir vivo, y por tener a Silvia y mi hija, que son mi centro. Y gracias a Dios por haberme dado una segunda oportunidad”.

Nada más que agregar a sus palabras.

(FB)