De qué se trata esta terapia alternativa que complementa alma, cuerpo y mente y que busca motivar los pensamientos positivos.

Si bien no existe una fórmula maestra para la salud o para la felicidad, hay técnicas que están demostrando en el mundo que es posible brindarle a nuestro organismo una energía positiva que nos permita una vida más tranquila y saludable, pese a los problemas que enfrentamos a diario.

Y precisamente allí se embarca la «Risoterapia», una técnica que tomó mayor conocimiento público cuando UNICEF comenzó a utilizarla con los niños que han sobrevivido a guerras o desastres naturales. Así, la reconocida entidad brinda contención a través de la Risoterapia a miles de chiquitos, para que puedan olvidar esos traumas que sufrieron en su infancia y disfrutar del presente que les rodea.

Evelyn Edith Olmedo, oriunda de Ramírez, tiene su cargo desde hace un tiempo un taller de Risoterapia en dicha localidad entrerriana. Y ahora confía en poder brindar ese taller también en Viale.

«La Risoterapia es una terapia alternativa que complementa alma, cuerpo y mente. Trabaja sobre las tres y motiva a los pensamientos positivos, ayudando a las personas a reírse. Se ha perdido mucho el entusiasmo de reír, pero reírse de la nada misma. Y aquí cabe una aclaración: Uno no necesita chistes ni burlarse de los demás para reír. El hecho de reírse ya es suficiente para ayudar al cerebro y el cuerpo. Por eso, esta práctica se hace sin contar chistes ni nada por el estilo», indicó a NuevaZona.

La profesional explicó que no hay edades para participar de este taller. Pueden ir niños desde los 5 años y hasta cualquier edad. Olmedo comenzó con estos talleres en 2015 en la ciudad de Ramírez, luego de capacitarse en Buenos Aires. «Y el año pasado ya obtuvimos muy buenos resultados. Con el grupo no sólo participamos haciendo nosotros la terapia, sino que visitamos Hogares, Hospitales y asilos de ancianos.

Buscamos dar esperanza y ánimo positivo para esas personas que no están pasando un buen momento o que se sienten solas. No es una terapia para uno mismo, sino también para ayudar a otros», aclaró.
«Esta terapia hace muy bien a la gente y aporta al bienestar mental. Si bien al principio hubo mucho prejuicio en Ramírez por tratarse de una técnica nueva, poco a poco la gente va conociendo y entendiendo esta técnica», explicó.

Olmedo señaló que las visitas a los hogares y hospitales funciona como forma de ayudar al otro y de ponerse en el lugar del prójimo. Así, se comparte un rato de alegría y esperanza. «Y muchos nos dicen: ‘Qué bueno; hay gente que todavía se preocupa por otros’. Así, motivamos la solidaridad y el hecho de ponerse en el lugar del prójimo».