(Escribe: Fabricio Bovier)

1.026 casos en un solo día. 9 muertos en la provincia. 81% de ocupación. Tasa de positividad diaria del 31,69.

Que este jueves la cifra superó a la del día anterior; que las camas de terapia intensiva  están al límite en toda la provincia; que el porcentaje de contagios viene creciendo a ritmo sostenido; que la positividad de casos en relación a la cantidad de testeos es muy alta. Y la lista sigue y sigue… Y los números siguen y siguen. Igual que los porcentajes, variables y datos.

Y de tanto número y estadísticas, uno termina mareado, agotado. Y en el medio de tanto lío, uno queda prácticamente exhausto.

Y cuando la maraña de datos nos atraviesa como una filosa espada, lo más probable es que –por nuestra propia salud mental- dejemos de prestarle atención a los números o porcentajes de casos.

Pero el problema está y existe. La situación que vivimos hoy en  nuestro pago chico (entiéndase: Paraná, Crespo, Viale y María Grande) es la más delicada desde el inicio de la pandemia. Y para no apabullar otra vez con números, diremos que por estas horas estamos ante un altísimo nivel de contagios, hospitales con una preocupante cantidad de camas ocupadas, largas colas para hisoparse y una situación que roza el colapso.

¿Y cómo salimos de ésta? Unos podrán pedir nuevas restricciones; otros mayores  controles; algunos exigirán nuevas aperturas. Unos culparán a las autoridades y otros al vecino. Difícil ponerse de acuerdo. Muy difícil.

Quizás, un posible camino sea mirarnos un poco más hacia adentro. Ser sinceros con nosotros mismos y reconocer que lo que hagamos (o dejemos de hacer), impactará –a la larga o a la corta- en esto donde todos formamos parte y que llamamos comunidad.

(Foto: Gentileza Rosina Badaracco)