El 24 de Marzo de 1976 inicia en Argentina la última interrupción militar al orden institucional. Se inicia -además- un experimento económico-social que registra antecedentes en nuestro país, y -en mayor grado- en la vecina republica de Chile: el neo liberalismo de Chicago.
La llamada Escuela -económica- de Chicago, encontró en estos territorios gobiernos -ilegítimos- afines a los intereses «de seguridad nacional» -combatir la «guerrilla» comunista- y afín a intereses económicos americanos -liberar la economía para lograr que países centrales tuvieran rápido acceso a materias primas a bajo costo-.
A los economistas y políticos formados en los conceptos de Milton Friedman -desde los años ´70 en adelante- se los denomina Chicago Boys. En nuestro país abundan, y entre ellos los que tienen o tuvieron influencia son demasiados: Jose Alfredo Martinez de Hoz, Juan Alemann, Roque Fernandez, Pedro Pou, Ricardo Lopez Murphy y -aunque graduado en Harvard, por razones de postura- el por todos conocido Domingo Cavallo.
Ahora bien, nunca la economía decidió sin acuerdo o anuencia de la política, por lo cual debemos anotar los desaciertos del modelo iniciado por el proceso militar y continuado con matices hasta -al menos- 2002-2003 a: la inmadurez de la dirigencia política de los ´70, a la inmoralidad de la jerarquía del gobierno de facto, a la incapacidad de Alfonsín de quebrar el modelo, a la obscenidad de Menen y de gran parte del PJ que prestó nombres y estructuras para crear y mantener una ficción y, a De la Rua -a secas-.
Resultado: desde 1976 hasta 2002-2003 la Nación Argentina se convirtió en una fenomenal fábrica de pobres y fue tierra de nadie para la rapiña financiera internacional. La trasferencia de bienes del estado que pasaron a manos privados es incalculable. Los cientos de millones de dólares de materias primas exportadas sin valor agregado, a precios viles, en condiciones desfavorables para las arcas nacionales, ofrece un vergonzoso saldo.
Este modelo violento con la composición del tejido social, termina de la peor manera: un estallido económico-social-político en diciembre de 2001.
Hablar de los años posteriores a 2001 es demasiado reciente y demasiado extenso, solo acotar que: gran parte del andamiaje jurídico construido en beneficio del poder concentrado subsiste (cito como ejemplo la vigente ley de entidades financieras, promulgada en 1977 con la firma de Videla y Martinez de Hoz). Acotar también que los efectos del estallido al que refiero (2001) subsisten por ejemplo, en la inestabilidad del sistema de partidos políticos y, -más grave- en la pobreza estructural que aún se registra a pesar de políticas de inclusión implementadas -las cuales son modelo a nivel internacional-.
Hay una sola forma de salir -o seguir saliendo- de años de retroceso: desarrollo de la economía real con inversión pública y privada enfocada en aumentar la capacidad productiva y las ventajas comparativas de comercialización. Mercado interno. Aumento de transferencias económicas directas a sectores postergados. Recupero de ferrocarriles -a pesar del lobby petrolero y de la industria automotriz-. Recuperar la renta Minera y Petrolera -gran deuda de la democracia-. Cese de subsidios en beneficio de las clases más pudientes -planes sociales para ricos-. Gravamen a la renta financiera y juegos de azar. Disminuir la presión fiscal sobre clases postergadas y media. Etcétera.
Macri juega golf con los Chicago Boys. Es amigo, socio e hijo de la patria contratista, cuya ética empresarial es socializar las pérdidas y privatizar ganancias a costa de lo público. Sus funcionarios son egresados de usinas del pensamiento liberal en argentina y el mundo (como ejemplo Federico Sturzenegger doctorado en el MIT). Macri es decano de la restauración conservadora, en este caso la estructura la presta la U.C.R. así como en los ´90 la prestó otro partido nacional y popular, el PJ.
Vaya mi humilde -y único- voto a… bueno, el voto es secreto.
Marcelo Albarenque. María Grande