Sin vueltas y de manera bien clara, el hombre lo dijo el otro día: “No escuchan nuestro reclamo”. ¿Cuál es su reclamo?, le pregunté. Y pasó a contarme. El hombre hace ya bastante tiempo que viene pidiendo, sin suerte, apoyo para su emprendimiento familiar. Y no ha recibido respuesta alguna.
“Pero mi vecino tampoco tuvo suerte”, aclaró de inmediato. Al parecer, el vecino ha pedido que le arreglen la calle, sin obtener –hasta el momento- respuesta a su reclamo.
Pareciera que algunos dirigentes y funcionarios están enfrascados en un micro clima bien chiquitito, dejando de lado un principio tan sencillo como importante: Escuchar a la gente, conocer los problemas del día a día.
En vez de hablar con los vecinos, algunos optan por manejarse con encuestas o sondeos. Y no está mal que ello ocurra, ya que es una opción de moda últimamente.
El problema es cuando únicamente se toma ese solo camino, dejando de lado el cara a cara con doña Rosa. Porque no nos engañemos: Doña Rosa es quien mejor conoce los problemas de su barrio.
Pretendemos aquí no personalizar puntualmente en un funcionario o en una localidad determinada. Ya somos grandes y que se ponga el poncho al que le quepa. (FB)