Pocos programas gubernamentales han generado tanta polvareda a nivel nacional, provincial y local como lo es el Hábitat.
Se trata de un plan que viene de la Nación y que tiene por objetivo la urbanización integral de zonas postergadas y que incluye obras fundamentales como cordón cuneta, iluminación, cloacas, plazas, veredas y salones poli funcionales. Ello, sin duda, genera otra forma de ver y sentir el barrio.
Es un programa admirado por el oficialismo; odiado y criticado a mansalva por la oposición, pero deseado por los Intendentes (sin distinción de partido: Justicialistas, Vecinalistas y de Cambiemos).
Este plan está generando cambios históricos para las zonas más olvidadas de diversos barrios de todo el territorio argentino. En el caso de Viale: el Francisco Ramírez.
Se trata del barrio que históricamente ha sido más postergado, independientemente del color político que haya estado en el gobierno municipal de Viale. Es que nunca antes un barrio había recibido una inversión de la magnitud que recibe por estas horas el “Pancho” de Viale.
Y lo que pudieron mostrar ayer en recorrida las autoridades junto a los propios vecinos fue más que elocuente: Un moderno salón con todas las funcionalidades, una plaza integradora con juegos que nunca antes había tenido la ciudad, iluminación led en un sector, árboles, cartelería, cordón cuneta y casi 50 mejoramientos en viviendas particulares le están cambiando, lisa y llanamente, la cara al Barrio. Y lo que vendrá: 41 cuadras pavimentadas para prácticamente todo ese sector.
Fue una propia vecina (mamá de un nene sordomudo), la que describió en la recorrida el antes y después de lo que significó el Hábitat para su familia: “Ahora mi chiquito puede jugar con los demás nenes en un lugar seguro y bien iluminado y nosotros tenemos mejores calles en este barrio”.