Poseen diferencias políticas que no son de ahora y se han mantenido durante tiempo en veredas opuestas. Son rivales.
Uriel Brupbacher y Gustavo Zavallo son dirigentes políticos y adversarios. Con aciertos y errores (como los tenemos todos), ambos son hombres de la democracia.
Nacieron en los complicados años setenta, pero con la llegada de la etapa democrática, ambos fueron militantes –primero- y dirigentes después.
Hoy juraron como Diputados. Primera vez para uno; segunda vez para otro en la Provincia.
Desde el 10 de diciembre, ambos tendrán la responsabilidad de legislar para todos, sin distinción de colores. Porque los problemas de los entrerrianos no conocen de partidos ni banderías políticas. Los problemas son problemas. Y punto.
Las diferencias nunca son malas, pues nos ayudan a crecer y a ver una misma realidad desde dos o más ópticas distintas. La diferencia, bien entendida, ayuda a madurar.
Ojalá, desde el 10 de diciembre, todos seamos un poquito más tolerantes con lo que piensa el otro. Y decimos esto no sólo para la dirigencia política, sino para todos; absolutamente para todos.
Volvemos a reiterarlo: los problemas no saben de colores ni banderas. Los problemas son problemas. Y cada uno, desde el lugar que le toque, tiene la responsabilidad de dar lo mejor de sí en pos de buscar una solución…
