Pasó por múltiples internaciones. Superó numerosas infecciones y neumonías (en plural). Estuvo conectada a una máquina de oxígeno durante tres largos (larguísimos) años.
Se sometió a un trasplante bipulmonar, atravesó un coma; tuvo neumotórax y luego volvieron a operarla para removerle parte del nuevo pulmón.
Y más… Estuvo tres meses en terapia intensiva; se sometió a cirugías de stent y debió ingerir una pila repleta de medicamentos por largo tiempo.
Y en el medio de tanto lío, una mujer que se las bancó a todas, a toditas.
Nunca se resignó cuando tuvo abandonar sus estudios. Jamás se quejó cuando fue necesario aprender a caminar otra vez, ni a encerrase (en aislamiento total) durante varios meses en pandemia.
Tampoco bajó sus brazos el día que debió someterse (otra vez!?) a una cirugía en plena cuarentena.
Este miércoles 23 de diciembre 2020, a las 9:27 de la mañana, hubo caravana y bocinas en la ciudad. Es que Antonina Colignon (de ella se trata esta historia de amor propio y resiliencia) finalmente se recibió.
El día que se cumplieron 3 años de su trasplante bipulmonar, allá por enero de 2017, el barrio de Anto se inundó de grullas de colores (aves muy fieles que representan la salud y la paz).
Hoy las grullas volvieron a sobrevolar el barrio. No en siluetas de papel, sino en abrazos interminables, lágrimas y miradas cómplices.
Bien vale hoy la recordada frase que escribió el siglo pasado Robert Frost: “Tres palabras resumen todo lo que he aprendido acerca de la vida: Continúa hacia adelante”.
(Fabricio Bovier)
Fotos: Juli Masdeu


