Vehículos antiguos con serios problemas mecánicos; falta de insumos básicos, urgente necesidad de más personal, problemas de papeles, balances adeudados y que no han sido presentados a tiempo. Hasta aquí, la delicada situación actual que todos conocemos de los Bomberos Voluntarios de Viale.
¿Nos quedamos con eso? No.
La Asociación enfrenta desde hace cuatro años serios inconvenientes. Ese es el pasado reciente. ¿Nos quedamos con eso? Pues no.
El presente encuentra a un grupo de muchachos que deben dejar su vida personal para salir cuando reciben una llamada urgente. Y no sólo para un incendio. Los bomberos actúan en accidentes, inundaciones y la lista sigue.
Ahora bien… ¿Nos quedamos con eso? Tampoco.
Esta semana, el Intendente Brupbacher convocó a Defensa Civil para analizar la delicada situación.
Participaron integrantes de la Comisión Directiva, bomberos, funcionarios municipales, periodistas, concejales, docentes y la Federación Entrerriana de Bomberos Voluntarios.
El encuentro tuvo momentos bastante caldeados y hasta con cruce de acusaciones por lo que se hizo antes, lo que se hace ahora o lo que se piensa hacer a futuro.
¿Nos quedamos con esa foto? Decididamente no.
Hoy tenemos una realidad, que es la grave situación que enfrentan los bomberos. Hay un pasado con errores compartidos, un presente que busca soluciones y un futuro con un signo de interrogación más grande que una casa.
Hasta aquí hablamos de problemas, responsabilidades y urgencias. Pero en toda esta maraña falta una pata: la comunidad. Porque los bomberos no son una isla ni unos bichos raros. Son parte de un pueblo. Y si ellos llegaron a donde llegaron, es porque en algo fallamos como comunidad. Y que aquí nadie se haga el desentendido.
La mayoría de las veces, cuando ocurren los problemas, lo primero que hacemos es buscar culpables, olvidándonos (consciente o inconscientemente) de nuestra cuota de responsabilidad como sociedad.
Nos acordamos del problema cuando el agua nos llega al cuello. Pero olvidamos preguntarnos qué hicimos nosotros (si es que hicimos algo) para evitarlo.
Hoy se ha logrado reconocer el problema. Y reconocer el problema es el primer paso para comenzar a solucionarlo. Lo saben los médicos, los psicólogos, los maestros y los mecánicos.
En poco tiempo más, cuando se realice una convocatoria amplia a vecinos, ya nadie tendrá la excusa de no participar.
Todos somos parte del problema, y todos de la solución. Las cartas están sobre la mesa. De nosotros depende.
Fabricio Bovier