Pablo Reginaldo Schlund se dedica a las plantas desde que tiene 8 años. Primero ayudando a sus padres, quienes hacían huerta en los baldíos del barrio. Y luego a través de la producción y venta en su histórico y pequeño local comercial.

Pablo Reginaldo Schlund no es otro que Tambi, quien comenzó de muy niño en la huerta familiar. Luego de cada jornada de trabajo, salía con una pequeña canasta de mimbre a vender por el pueblo lechuga, tomates y acelga. Al anochecer volvía con algunas monedas que ayudaban al sustento de la familia.

A diario y desde bien temprano, sembraba y carpía junto a su papá. Después de la tarea, no perdía tiempo y aprovechaba la canasta que siempre quedaba en el rincón, para tratar de vender verduras a los vecinos del pueblo.

Pero a los 13 años, su padre enfermó. Por eso Tambi tuvo que atender a su papá de ahí en más, ya que Don Schlund quedó postrado por un ACV.

A partir de ese momento, además de los productos de huerta, el negocio anexó la producción de plantines de jardín, macetas, semillas y fertilizantes. Y algo fundamental en el rubro: Asesoramiento.

Hoy, y desde hace ya muchos años, Tambi posee en su enorme patio, una huerta orgánica. Sólo utiliza fertilizantes de origen natural (yerba, cáscara de huevos y restos de alimentos).

Durante años, y además de su actividad particular, el hombre ha sido un gran colaborador de instituciones locales. Cooperadoras, Hospital, clubes, organizaciones intermedias. Siempre les ha dado una mano. Tanto, que en 2.003, el Club de Leones le otorgó la distinción como «León al servicio». Dicho reconocimiento se otorga a personas destacadas por su responsabilidad con el prójimo y la sociedad.

 

Diez años, diez premios

Muchos todavía recuerdan los impresionantes stands que Tambi presentaba en cada Expo Viale. Tanto lucían y tanta admiración generaban, que durante diez años, Tambi recibió el primer premio al mejor stand en la Expo.

 

La planta es vida

Pablo Reginaldo hace unos dos años que está jubilado. Pero no se nota. Si bien bajó un cambio en su tarea diaria, continúa con la atención de su huerta y con el asesoramiento personalizado. También brinda charlas en escuelas y capacitaciones en el Municipio.

«Días pasados, en una charla con alumnos de una escuela, les dije: «Todo proviene de las plantas. El pullover que ustedes tienen en este momento, tuvo su origen en la lana de una oveja que para vivir come plantas. Mi remera es de algodón, que proviene de otra planta», les dijo. «Los chicos quedaron sorprendidos. Yo les hice esa introducción, para que todos podamos entender que la planta es vida». «Hoy sigo en la actividad de la huerta y continúo dando charlas a alumnos. Dios dirá hasta dónde podré seguir».

 

Un problema de rodilla lo aleja de su otra pasión

Tambi es un loco de las plantas. Las atiende, las cuida, las quiere. Pero tiene otra pasión: El tenis. «Durante años jugábamos en la calle. Pero un día, Viale FBC nos ofreció integrarnos a la institución. No lo dudamos y armamos una Sub Comisión. Tiempo después, y luego de mucho trabajo, con ese grupo logramos construir la cancha de tenis», cuenta ahora.

Sin embargo, desde hace ya varios años, Tambi no pudo seguir con su deporte favorito. Es que una lesión en la rodilla lo alejó de las canchas. Sin embargo, confía en regresar un día al tenis. Una raqueta nuevita que se alcanza a ver sobre un aparador, así lo confirma. «La compré hace un tiempo y no la he usado aún. Pero me encantaría  poder volver un día»

(Fabricio Bovier)