El Teatro de Títeres y Marionetas «El Canduchito» ha presentado durante todo este tiempo obras para niños y adultos en hogares, hospitales y escuelas de Paraná, Viale, Las Tunas, Crucecitas Séptima y Crespo. Pero ahora fue distinto. Mariela Vitor y Estela Bovier, a cargo de «El Canduchito», visitaron la Escuela Integral Nº 1 «Hellen Keller», de Paraná. Al establecimiento asisten niños, jóvenes y adultos ciegos o disminuidos visuales de Paraná y de otras localidades entrerrianas.
Así lo cuenta Estela: «La idea es llegar adónde más nos necesiten. Esta visita no estaba en nuestros planes. Se suponía que nuestro teatro de títeres era por sobre todo para entrar al corazón por el sentido de la vista».
Pero esta vez fue distinto. Por ello, en la previa organizativa, las titiriteras le pusieron perfume que identificaba a cada uno de los personajes. Así, los peques pudieron tocarlos, abrazarlos y hasta olerlos.
Fueron dos las obras que se presentaron en la Escuela Hellen Keller: «Teodoro, el peoncito valiente» y «Las confusiones del profesor Einstein».
Ver sin ver
Hace muchos años, en su trabajo, Estela acostumbraba a charlar con un ordenanza que tocaba la guitarra y tenía un conjunto musical con un amigo ciego que tocaba el órgano. Un día, el hombre ciego fue con su esposa a la oficina de Estela para saludarla. «Quería conocerme y yo me sorprendí porque no entendía como me iba a conocer sin poder verme».
«Cuando llegó del brazo de su esposa, el hombre me pidió permiso para tocarme el rostro, y después me dijo: ‘Bueno Estela, ahora la conozco!».
Aquella experiencia quedó en su memoria y sirvió para preparar la visita a esta Escuela.
Después de las dos funciones en el establecimiento educativo, y luego de cargar el teatro al auto, una pregunta se generó en ambas mujeres: ¿Habrán podido los chicos disfrutar de los títeres, sin verlos?».
Y fue allí que recordaron la famosa frase de El Principito: «Lo esencial es invisible a los ojos». Ahí estaba la respuesta. Los chicos habían visto la obra, pero con los ojos del alma.