Tito Chiardola no sabe lo que es el descanso. Ha hecho de todo en su vida: Operario en un frigorífico, empleado de una empresa láctea, sereno de obras en construcción entre otros trabajos. Pero desde hace casi treinta años, todos los fines de semana sale a repartir diarios y semanarios de la zona.

A principios de los años noventa empezó distribuyendo periódicos en bicicleta. Luego de un tiempo pudo comprarse una Zanellita 50 y desde allí no paró más.

En agosto último, Tito cumplió ochenta pirulos. Y no para. Su objetivo es seguir, siempre y cuando su cuerpo se lo permita. Y su cuerpo se lo sigue permitiendo.  «Estuve medio resfriado la semana pasada producto de tanta lluvia, pero eso no es impedimento para trabajar», aclara el hombre.  Y tira su consejo para recuperarse de los estados gripales: inhalaciones dos veces por día con hoja de eucaliptus. «Y santo remedio», explica.

Además, desde hace varios años, Don Chiardola vende el Bono de la Fiesta del Asado con Cuero. «Los últimos años, tres de los bonos que vendí, resultaron con premios importantes: Autos cero kilómetro», cuenta orgulloso. Y enumera a sus felices clientes que llegaron al coche nuevo producto del sorteo: Heraldo Ludi, Zulma Voltolini y Elena Manucci.

Tito se jubiló hace unos diez años. Sin embargo, jamás pensó en el retiro, ya que esa palabra no figura en su diccionario.  Ejemplo de trabajo y sacrificio, el hombre sigue en la lucha cotidiana, peleándola día a día. Como ayer. Como hoy.