Ni bien se supo que Agustín Ludi faltaba de su casa, toda una comunidad se puso a colaborar con la búsqueda.

Así fue que vecinos en camionetas, autos y bicis comenzaron a recorrer la zona rural hacia el Sur de la ciudad. En la última cámara que se lo veía, el hombre caminaba hacia ese sector.

Pero la tarde terminó pronto y con ella, las últimas luces del día se apagaron.

Sin embargo, los vecinos no resignaron su tarea: Linterna en mano (y muchos con celulares encendidos), se convirtieron en la postal de la noche.

Hombres y mujeres no cesaron en la búsqueda. Junto a Guardia Urbana Municipal, Bomberos Voluntarios y policía, la tarea se extendió hasta las 23:50 horas. Fue en ese momento, cuando Marcelo “Cafú” Carballo gritó que  lo había hallado.

El hombre estaba sentado en el pasto, muy cerquita del arroyo y a escasos metros de las lagunas cloacales. “Tengo frío”, le dijo Agustín a Cafú. “Quédese tranquilo, ya avisé a los Bomberos y están viniendo para acá”, le respondió el muchacho.

A los dos minutos, la camioneta de Bomberos, la Autobomba del cuartel y tres  vehículos de vecinos, llegaron al lugar.

Fue allí, precisamente allí, cuando comenzó a respirarse tranquilidad.

Y fue allí, precisamente allí, cuando otra vez quedó en evidencia que la palabra “solidaridad” es un idioma que habla nuestro pueblo.

(Fabricio Bovier)