Sebastián Correa es un joven Arquitecto de la ciudad de La Plata. De niño, en la esquina de su casa siempre veía estacionado un Chevrolet Impala modelo 1.959.

Cada vez que pasaba por allí con su bicicleta, se decía para sí mismo: “Algún día, yo también tendré uno igual”.

Pasaron los años, pero no su pasión por aquel selecto auto de origen norteamericano que es un clásico a nivel mundial.

De joven, finalmente, Sebastián se decidió: Un día de 2017, publicó en sus redes sociales que estaba en busca de un Impala. A las pocas horas le escribieron de Rafaela, ofreciéndole un coche similar al que veía siempre de niño en su barrio: Una coupé  modelo 1.959 que debía ser restaurada.

No lo dudó y al día siguiente viajó a la ciudad santafesina, donde adquirió el coche.

El muchacho quería poner todo en regla, pero había un problema: nunca se había realizado la transferencia del vehículo entre los compradores y vendedores anteriores: Sólo se firmaba un formulario 08. Así fue que habló con el Mandatario entrerriano Sebastián Saavedra, quien lo contactó finalmente con el primer dueño del vehículo: el vialense Silvestre Carchiolo…

Carchiolo había comprado el auto en un remate de la Aduana. En aquella oportunidad, el organismo nacional había realizado una subasta de numerosos vehículos que tenía retenidos.

Fue así que Aduana los puso a la venta y la coupe 1.959 tuvo como primer destino la ciudad de Viale.

Posteriormente, el vehículo tendría una larga lista de nuevos propietarios. La familia Carchiolo lo vendió a un vecino de apellido Hepp de la ciudad de Crespo y éste a otro hombre  de dicha localidad. Tiempo después, el Impala se radicaría en la ciudad de Goya, donde oficiaría como auto de promoción de un conocido boliche bailable correntino. Años después, el vehículo sería comprado por un joven de la ciudad de Rafaela.

No todo fue color de rosas. Durante varios años, el coche estuvo un poco olvidado y a la intemperie, con todo lo que ello significa para la conservación de un vehículo.

Ni bien lo compró, Correa se puso manos a la obra y comenzó de inmediato con la restauración. En las tareas intervinieron dos talleres de la ciudad de La Plata: Al cabo de cuatro años de trabajo, el coche había quedado prácticamente como nuevo, con todos (absolutamente todos) los accesorios y detalles íntegramente originales.

El año pasado, el Impala fue protagonista de “Auto Clásica”, el mayor evento de autos y motos de Sudamérica que se realiza en el Hipódromo de San Isidro.

El Chevrolet, que ahora luce absolutamente impecable, obtuvo en la competencia el Primer Premio en categoría: “Auto americano post Guerra”.

“Fue un sueño haber estado allí y lograr ese primer puesto. Uno de mis objetivos siempre fue  presentarlo en Auto Clásica”, le contó a NuevaZona el platense Seba Correa.

El Arquitecto tiene además muy presente una de sus visitas a Viale, cuando se vio por primera vez con Carchiolo: “Haber hablado con él, fue como reconstruir la historia de ese auto. Silvestre me transmitió una verdadera pasión por este vehículo”.

“Mi objetivo ahora es poder llevar el auto a Viale y a Crespo, y así poder mostrarle cómo quedó el Impala a quienes fueron sus dos primeros dueños: Carchiolo y la familia Hepp”.

El día que ello ocurra, será un momento muy emotivo para todos. Sin ninguna duda.

(Fabricio Bovier/NuevaZona)

El día del premio. Seba Correa (su actual dueño): Un apasionado del Impala
Por restaurar: Así se encontraba el selecto Chevrolet
Marta Bregant, esposa de Silvestre Carchiolo, junto al recordado Impala en los años ‘60
Carchiolo, primer propietario, junto a Seba Correa: Dos amigos apasionados de los fierros