En nuestro país existen ciudadanos de primera y también de los otros. En esta última categoría se encuentran desde hace tiempo los alumnos y el personal de la Escuela Nº 32 «Florencio Sánchez» de la zona de María Grande Primera, ubicada en una alejada (y muy olvidada) zona rural.

Para llegar, hay que sortear un camino de ripio desde Ruta Nacional 18 y luego tomar por caminos de tierra tan llenos de malezas como de pantanos.

La escuelita, a la que concurren seis niños, tiene serias falencias desde hace años. Pero hay una que encendió todas las alarmas y llenó de preocupación, tanto al Maestro Claudio como a los papás de los alumnos: el agua de los tanques tiene materia fecal.

Así lo determinó un análisis realizado hace poco más de un mes, según explicaron los papás de los nenes.

«Necesitamos una solución urgente. No podemos esperar más. Por ello presentamos una nota a las autoridades, pero hasta ahora no recibimos ninguna respuesta», cuenta preocupado el papá  de uno de los chiquitos que concurre al establecimiento.

Y como la respuesta tarda en llegar, el grupo de padres de la entidad educativa decidió hacer pública semejante situación. Y no es para chacota: la salud de los chicos y del Maestro están en riesgo.

La Escuelita 32 posee serias deficiencias. Hay sectores del techo donde ingresa tanta agua que el poco cielorraso que todavía queda, exhibe claramente las cicatrices de la humedad. También podemos contar que el camino para llegar al lugar está lleno de pantanos. «Hace exactamente ocho años que aquí no llega una máquina a reparar el camino», explica Fabián. Quien lo cuenta sabe de lo que habla. Es que hace ocho años fue precisamente él, junto a otro vecino de la zona, los que con maquinaria prestada levantaron un poco el camino para hacerlo más transitable. «Y desde aquella vez, nunca más llegó una máquina por acá», explica el hombre. El Estado, totalmente ausente.

Pero si bien las goteras del techo y el estado del camino preocupan a los vecinos, el problema más grave y urgente es -nada más y nada menos- que el agua.

«Hace unos meses, la cooperadora con mucho esfuerzo compró e instaló un purificador en la canilla. Pero eso no resuelve el problema, ya que el agua sigue estando contaminada», explica el Maestro.

El agua sale marrón y con olor. Por lo tanto, no pueden utilizarla ni para bañarse. Y es un gran problema, ya que el docente, junto a su madre, vive en la casa que está pegada a la Escuela. Y tanto el tanque del establecimiento educativo como el de la casa del maestro posen materia fecal.

«Cada vez que los chicos van al baño, les tenemos que pedir que no se laven las manos en la canilla, sino que utilicen agua de los bidones», explica el titular de la Escuela.

La cooperadora, junto a Carina y Yohana (dos maestras de la zona que apoyan a la entidad educativa) hacen lo imposible en pos de ayudar a la escuelita. Para recaudar fondos, el 30 de septiembre realizarán una Peña Chamamecera que tendrá como número central el show de Monchito Merlo y su conjunto.

Con lo que recauden esa noche, esperan poder realizar el necesario mantenimiento de la escuelita. Pero no pueden con todo.