Ileana Manucci es comunicadora social. Nació y creció en Viale, estudió en Paraná y actualmente reside en Santa Fe, donde trabaja para el Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia y escribe para Periódico Pausa sobre política, cultura y género. Habla de feminismo con una cadencia que sorprendería a los más prejuiciosos. Como parte de esa militancia, emprendió Periódicas junto a otras periodistas y comunicadoras, un medio digital feminista con perspectiva diversa. Con una premisa similar, sostiene en manada La Diez, un portal web sobre fútbol femenino y otras disciplinas. Como parte del staff, en junio viaja a Francia para cubrir el Mundial de Fútbol Femenino de la FIFA, del que participará nuestra selección nacional.

– ¿Qué lugar ha ocupado el fútbol en tu vida?

Tuve una infancia muy futbolera, todavía no se muy bien por qué, ya que no vengo de una familia que le interese mucho el tema. Sé que me vieja me hizo hincha de River y me compraba El Gráfico cada semana, una revista que devoraba de principio a fin y que después recortaba para armar mi propia revista en una carpeta con hojas Rivadavia. Hoy puedo ver que ya ahí se cruzaban el fútbol y el periodismo. A la par, jugaba todos los días a la pelota, enfundada en mi camiseta de River. La mayor parte del tiempo jugaba sola en el patio de mi casa, y otras tantas más jugaba con uno de mis primos y con algún cuñado. Hasta que en un momento, no recuerdo bien el año (quizás 97-98), las niñas y preadolescentes en Viale comenzaron a jugar mucho al fútbol. No duró mucho tiempo, pero lo recuerdo con intensidad: jugando con amigas en la calle y en la canchita de atrás de la escuela 12, donde teníamos que pelearles el espacio a los varones; yendo a un torneo en la Escuela 60. Ese «auge» llevó a que Arsenal y Viale FBC se abrieran a incorporar fútbol femenino. Yo en ese momento jugaba al básquet en Viale, así que me sume también a jugar fútbol ahí. Recuerdo que llegamos a disputar un partido contra Arsenal en cancha de Viale. Fue antes de un partido de la primera, creo, y había bastante gente en la cancha, y todas nuestras familias claro. Salió 0-0, pero fue una experiencia increíble para esas niñas que eramos. Lamentablemente esa experiencia no tuvo continuidad, ninguno de los dos clubes sostuvieron esos espacios en aquel momento.

– ¿Por qué nos sigue sorprendiendo una mujer que juega al fútbol?

El fútbol es desde siempre un deporte y un ámbito que ha estado vedado para las mujeres. Es un espacio que los varones sienten como propio y exclusivo -no es el único, claro. En ese marco, no es fácil para las mujeres insertarse y ser respetadas, ya sea como jugadoras, entrenadoras, árbitras o como periodistas. Pero, a pesar de esto, nos las hemos ingeniado para jugar. El primer registro de un partido de fútbol entre mujeres data de 1895, en Inglaterra, con las sufragistas como promotoras. El primer partido internacional fue en 1920, en el mismo país, entre británicas y francesas. De hecho ese equipo inglés llevaba más público a los estadios que los equipos de varones, llegaron a meter 53 mil personas mientras que el mismo día el fútbol masculino había convocado a 37 mil. Esto asustó a los machitos de la federación de fútbol, que en 1921 decidieron prohibir el fútbol femenino.

– No es ningún fenómeno, entonces…

Para nada, las mujeres jugamos al fútbol desde hace mucho tiempo, no es algo nuevo. Si muchos hoy se desayunan con esto es justamente porque fue sistemáticamente invisibilizado, ninguneado y los intentos por desarticularlo, en muchos casos, han dado sus frutos: hay muy pocas escuelitas de fútbol para nenas, los clubes no tienen divisiones infantiles e inferiores para ir acompañando el desarrollo. Esto claramente es cultural: a los varones les regalan la pelota el primer día de vida, a las mujeres no. Ahí nace la diferencia -la única- en cuanto a la «calidad» entre el fútbol masculino y femenino. Que en realidad no es calidad, es desarrollo.

– ¿Este cambio cultural se está trasladando a las infancias a pesar de las resistencias de los adultos?

Las nenas de esta generación, con familias que ya no temen y las apoyan, son tremendas crack. Muchas de ellas juegan en equipos de varones y la rompen. Son las goleadoras o capitanas. Y sus compañeros varones las adoran, como a cualquier otro compañero, porque eso son. El prejuicio y los mambos son de los adultos, siempre para los niños y niñas es solo un juego.

– ¿Y cuál es el escenario del fútbol femenino en Argentina?

El amateurismo. Es decir, las jugadoras no reciben un salario por jugar, de hecho muchas veces ellas deben pagar (la cuota del club, los viáticos, los árbitros de los partidos, etc). Estas pibas se levantan a las 7 de la mañana para ir a trabajar, en oficinas, comercios, en sus consultorios; después van a entrenar, y otras tantas luego van a clases, a estudiar. A eso se le suma que muchas son madres, así que la jornada es interminable. Entonces, cuando muchos tipos -y algunas mujeres- descargan su machismo en redes sociales diciendo que el fútbol femenino es horrible, que no están preparadas, etc, no tienen idea de lo que estas pibas hacen para poder jugar ¿qué cuerpo puede rendir al 100 con semejante rutina diaria? Es una locura.

– En marzo la AFA anunció la profesionalización del fútbol femenino ¿qué significa en la práctica?

En realidad es una semi-profesionalización que obliga a los clubes de Primera (que son todos de Buenos Aires) a que tengan un mínimo de 8 jugadoras con contratos y salarios. Hasta ahora sólo San Lorenzo ya cumplió con esto y fue más allá, haciendole contrato a 15 jugadoras. Los contratos, igual, son de alrededor de los 15 mil pesos, lejísimos de los 300 mil mensuales que puede cobrar un jugador promedio de la Primera masculina. De todas formas es un paso gigante, y un logro de las jugadoras que lo vienen peleando hace mucho. Todavía falta un montón, esto tiene que ser un piso, no un techo. Este es un momento clave, el fútbol femenino viene creciendo y esto se da en consonancia con el crecimiento del movimiento de mujeres en el país y el mundo, movimiento que ayuda a amplificar sus reclamos y sus logros. Muchas jugadoras levantan la bandera de un «fútbol profesional, feminista y disidente», ese es el futuro hacia el cual caminamos.

– Contános sobre La Diez, ¿cómo surgió?

La Diez nació en abril de 2018 por una conjunción de cosas: Gastón Chansard y yo trabajamos en Periódico Pausa, un medio gráfico de la ciudad de Santa Fe. Él en la parte de Deportes y yo en Sociedad. El abordaje deportivo de Gastón siempre es desde una perspectiva muy social, rescatando esa función del deporte, de los clubes, buscando siempre las historias que se escapan a los grandes medios, que están lejos de los reflectores de Unión y Colón que para muchos es lo único que existe o importa en la ciudad en materia de deportes. Mi trabajo, por otro lado, está muy orientado a las cuestiones de género, sobre todo. En esa conjunción de intereses de ambos, nace La Diez. Entendimos que el fútbol, la pasión por excelencia de los argentinos, también lo es de las argentinas; que lo juegan, lo ven, lo discuten y lo viven de la misma manera. El equipo, por el momento, somos nosotros dos, más Gustavo Rodríguez que es el fotógrafo; ocasionalmente algunos amigos y amigas escriben o sacan fotos también. Cubrimos fuertemente todo lo local, la Liga Santafesina, yendo cada fin de semana a las canchas donde se juegan los partidos, haciendo fotos de calidad y cobertura minuto a minuto por nuestras redes sociales. A esa primera idea de cobertura de la web, se fue sumando lo que pasaba en las otras ligas de la provincia que iban creciendo con fuerza y comenzaban a demandarnos alguna cobertura; también se sumó la primera de AFA en Bs As, y claro, la Selección Argentina. Además, vamos sumando historias que nos parecen interesantes de contar y dar visibilidad; y una mirada general de género, feminista, sobre todo lo que sucede en el ambiente del fútbol.

– ¿Cómo lo gestionan y sostienen?

Somos un medio cooperativo y autogestivo. Hace apenas un año que estamos on line así que todavía estamos en un período de afianzamiento, de crecimiento, de darnos a conocer. Los auspiciantes no llegan solos, y todavía hay muchos que no ven la importancia de apoyar un proyecto que busca dar difusión al fútbol femenino. Es decir, no ven el negocio. Todavía nuestro laburo tiene mucho de militancia, aunque como periodistas profesionales aspiramos a obtener una remuneración acorde a nuestro trabajo. Esperamos que La Diez siga creciendo y en un futuro ampliar el equipo y poder brindar mayores coberturas, es algo que además el fútbol femenino, por su crecimiento, ya empieza a demandar.

– Tu próximo desafío es cubrir el mundial en Francia, ¿cómo te preparás?

Un desafío, una aventura, una responsabilidad, muchas sensaciones. La preparación implica armar un plan de trabajo con mis compañeros que se quedan acá, para ordenar cómo va a ser la cobertura. La Diez tiene un público con dos características claras: por un lado muchas pibas, jugadoras, personas ligadas al deporte; y por otro, mujeres y disidencias que ven en el fútbol un espacio de lucha y disputa de poder, que siguen esta consigna del «fútbol profesional, feminista y disidente»: es un ámbito más en donde se pelea contra el machismo, contra el patriarcado. Entonces la cobertura va a intentar, justamente, cubrir esos aspectos, que nosotres entendemos que, al fin y al cabo, van de la mano. Una mujer peleando por su derecho a jugar en un contexto claramente machista, es profundamente feminista, aunque ella no se nombre así. 

-¿Qué implica cubrir un mundial de fútbol? ¿Cómo van a ser tus días allá?

La verdad todavía no armamos un plan detallado de trabajo. Es mi primera vez en un evento de esta magnitud y en otro país. Pero para mi, para La Diez, implica mostrar el Mundial no sólo desde lo deportivo, y teniendo, además, una mirada federal. Para los medios que no somos de Capital Federal cubrir estos eventos creo que también implica dar cuenta de esa mirada federal, sino la historia siempre se cuenta desde los medios porteños. Obvio que hay medios y colegas de Buenos Aires que son excelentes y con quienes vamos a compartir el día a día allá, pero esa mirada federal es necesaria. A eso apuntamos también. Desde acá viajo sola, pero estoy en contacto con colegas de Rosario, Córdoba y Buenos Aires que también van a estar allá. La idea es acompañarnos, ayudarnos y ya estamos organizando algún picadito con colegas de otros países.

– Entonces tu trabajo es un poco militancia también…

Totalmente. Y me siento una privilegiada por eso. Hago lo que me gusta y en libertad. Ese es uno de los beneficios de trabajar en medios propios, que construimos con compañeros y compañeras comprometidas con la realidad social, con los derechos humanos y con la época en la que vivimos. Además de La Diez y Pausa, en marzo 21 comunicadoras de Santa Fe lanzamos Periódicas, un portal web donde trabajamos todos los contenidos desde la perspectiva de género y la diversidad sexual. Me reparto entre los tres medios, que me dan lugar para diferentes cosas pero siempre con la libertad de hacer lo que me gusta: escribir, contar historias, visibilizar. Soy feminista, y eso implica una determinada mirada del mundo. Desde ahí hago mi trabajo, en la calle, en las plazas o en las canchas, donde me toque y quiera estar. Como comunicadora siento la responsabilidad de utilizar ese poder de la palabra para dar cuenta de las realidades que las mujeres y las disidencias vivimos, de las injusticias, de los crímenes, de la discriminación. No hay lugar para ser tibios o tibias cuando en nuestro país matan a una mujer por día, cuando las trans tienen una expectativa de vida de 35 años, cuando todavía ser puto o torta es motivo de chiste y discriminación en muchos lugares, cuando los niños y niñas siguen siendo víctimas de abusos y violaciones intrafamiliares porque de eso no se habla, porque obstaculizan la educación sexual en las escuelas y dejan sin herramientas a les pibes. Creo que los feminismos son la herramienta de transformación social para cambiar esta realidad. Por eso milito y trabajo desde mi lugar.

Lo que hay que saber sobre este Mundial

No es la primera vez que la Selección Argentina de Fútbol Femenino disputa un campeonato mundial. Participó antes en Estados Unidos 2003 y China 2007 y el primero en México 1971, aunque aún no había sido reconocido oficialmente por FIFA. Los mundiales femeninos se juegan cada cuatro años. Esta es la octava copa oficial de la FIFA e iniciará en París el 7 de junio a las 16 (hora argentina) entre el local y Corea del Sur. La final será el 7 de julio en Lyon. Son 24 las selecciones que clasificaron. La selección argentina es parte del grupo D junto a Japón, Escocia e Inglaterra. Debuta el 10 de junio en París frente a Japón. Continuará contra Inglaterra el 14 y cerrará la fase de grupos el 19 frente a Escocia. Todos los partidos serán transmitidos por la Televisión Pública.

(Fuente: FM La Troupe)