Desde hace tres años, funciona en la Unidad Penal N° 6  de  Paraná un emprendimiento de economía social solidaria, constituido por mujeres que realizan encuadernación artesanal y accesorios de lectura.

Se trata del desarrollo de un taller de formación en encuadernación artesanal y fomento del emprendedurismo, destinado a mujeres que se encuentran transitando un proceso de privación de Libertad.

El proyecto cobija siete mujeres jóvenes y adultas que se encuentran privadas de su libertad ambulatoria alojadas en la Unidad Penal; dos de las cuales cumplen prisión domiciliaria y una cuenta con régimen de salidas transitorias con fines laborales.

La iniciativa es coordinada por la vialense Sofía Basso (tesista en Trabajo Social), junto a un equipo de distintas profesionales.

Segú contó Basso a NuevaZona, la iniciativa de trabajar con las unidades penales surge a partir del trabajo que se venía realizando en articulación con el Hospital Escuela de Salud Mental, “donde empezamos  a revisar el programa de Microcréditos en función de ensanchar los horizontes y se empezaron  a trazar líneas en relación al trabajo sostenido desde la Economía Social articulado con otros sectores, en pos de la mejora de la calidad de vida de las personas”.

Cabe destacar que este proyecto se inscribe dentro del programa de Microcréditos para la economía social perteneciente a la Secretaría de Economía Social, Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, desde el cual desarrolla desde el año 2016 un trabajo sostenido en diferentes unidades penales de Entre Ríos.

Quiénes son

La Dirección de Microcréditos está a cargo de la Directora Yamina Wagner, y la coordinación  y acompañamiento de estos proyectos de reinserción social está siendo acompañada por Sofía Basso (tesista en Trabajo Social y DIP.  En Género y Derechos Humanos, encargada de aspectos referidos a relaciones institucionales, gestión del proyecto , y dictado de talleres de formación en Economía Social y materia emprendedora), junto a un equipo técnico integrado por Marisa Borgetto (Emprendedora a cargo de la producción  de Encuadernación), la T.O Lucia Delias (encargada de las finanzas del Emprendimiento), y la estudiante en tecnicatura en Economía Social Malena Romero (encargada del manejo de redes sociales y diseño de imágenes para los productos). Además, las emprendedoras protagonistas de la experiencia: Marisa, Norma, María de los Ángeles, Gisela, Patricia y Emilce.

El proyecto general  que dio marco a las experiencias en unidades penitenciarias, se llamó  “Economía social en contextos de encierro” y desde el mismo se creó el grupo asociativo Viajeras de la vida, dando lugar a esta experiencia.

Funcionamiento

A través de este proyecto, las mujeres realizan trabajos de encuadernación artesanal y accesorios que se relacionan a la lectura y escritura como lo son señaladores tejidos, marca páginas, cabezales para lápiz o birome y también estampado de tasas en porcelana y polímero, para comercializar por medios web y en ferias locales. Actualmente el grupo decidió cambiar el nombre a “Viajeras de la vida. Diseño en colores”, luego de la incorporación de maquinarias, y la posibilidad de incorporar mas productos como lo es el rubro de estampado de tasas.

Sofía explicó que el espacio de taller (de frecuencia semanal) se organiza en dos instancias. La primera consta de capacitaciones sobre encuadernación, marketing, comercialización, costos, publicidad y empaque que se dictan por la mañana. Además, un segundo momento realizado por la tarde, destinado a la producción misma de los objetos para su posterior venta.

Doble marginación: presas y mujeres

El emprendedurismo en contexto de encierro “nos interpela a reflexionar y actuar sobre dos problemáticas necesariamente en tensión/diálogo”, contó la tesista. “Por un lado, la búsqueda de la mejora de la calidad de vida y la garantía de los derechos promovidos a través de la Economía Social, de sus valores de asociativismo y solidaridad para construir la reintegración social a través del trabajo. Por el otro, el complejo campo de lo penitenciario en el constante desafío de deconstruir las prácticas y perspectivas que borran del escenario a lxssujetxs, reduciendo su identidad al delito y la marginación, demandando así de una mirada transformadora, integral, respetuosa de la diversidad y comprometida con un enfoque comunitario y de derechos que dé lugar a la inclusión e integración social. En este caso se agrega un tercer aspecto, no soslayable: las destinatarias  son mujeres. Entendemos que opera una doble marginación, por ser presas y por ser mujeres,  en la que el atravesamiento de género constituye un pilar. Sus historias de vida han estado atravesadas por la violencia, los tempranos abusos, las discriminaciones, a las que se suma el estigma del delito, muchas veces cometido para “resguardar “a algún miembro de la familia. El presente proyecto es una oportunidad para reparar y fortalecer, también subjetivamente, a las mujeres destinatarias.

“Esta iniciativa aborda no sólo aspectos que hacen a lo individual sino también grupales en relación a la comunidad de internas y familiares de las mismas. En este contexto es que las familias terminan incorporándose desde diferentes roles y reconfiguran los vínculos con las internas, en donde las noticias no son solamente a causa del delito, sino de un logro laboral”, concluyó Basso.