La docente, escritora y dirigente deportiva, Sonia Badaracco, presentará en breve su segunda novela.
Se trata de la obra literaria “22, el loco” (publicado por Editorial Tinta libre). La novela cuenta la historia de los hermanos David y Pablo Rivera Diez, quienes dan un vuelco en sus vidas a partir de la misteriosa muerte de su padre. Condenados a una existencia oscura, encuentran un atisbo de “normalidad” en la convivencia y familiaridad que le brinda Irene, una enfermera valiente, que los rescata de la soledad. Los mellizos padecen una severa enfermedad que en David se vuelve letal.
Se trata de una obra en la que el lector se sumergirá en una atrapante historia de amor, locura y muerte.
Quienes deseen reservar el libro, en el siguiente enlace encontrarán la modalidad de compra:
www.promos.tintalibre.com.ar/22elloco
Fragmento de la novela 22, el loco
…Fernando llegó un día, sin anunciarse a la hora de la siesta. Había manejado toda la noche y su aspecto era por demás desagradable. Lucía cansado, trastornado y enojado.
Estaba sucio y olía mal. Nos tomó por sorpresa su llegada (La falta de comunicación era moneda corriente) pero el plato fuerte fue cuando desde el asiento trasero del auto, sacó un canasto (no un moisés , uno de cocina) y allí estaban ustedes. Dos críos llorando a gritos y sucios, manifestando con ímpetu su presencia en el mundo.
Mi familia (la tuya) ha sido por generaciones conformada por hombres religiosos, en el más oscuro y estricto sentido de la palabra. Autoritarios, insensibles y algo corruptos (al menos los contemporáneos) Pastores de lo que podría llamarse una iglesia propia. Las mujeres en contrapartida han sido todas obedientes, sometidas, aburridas, sosas y funcionales a ellos y agrego: estúpidas, cobardes e infelices (incluyéndome).
Mi madre, tras la aprobación de Padre, corrió a atenderlos y yo fui en su ayuda. Urgía asearlos y alimentarlos. Los pastores se encerraron por horas en la biblioteca y despacho del caserón y salieron con gestos adustos para cuando ustedes ya satisfechos en sus necesidades dormían plácidamente en mi cuarto. La única explicación que recibimos mi madre, yo y la mucama y que se repitió ante la comunidad; feligreses y vecinos (no teníamos amigos) fue que Fernando se había casado en Misiones y su esposa había muerto al dar a luz por lo que volvía a la casa para recibir ayuda de las mujeres ( criar hijos no es cosa de hombres) y asistiría en el templo local y de pueblos vecinos. También tuvieron la deferencia de presentarnos a las criaturas: David y Pablo…

