En el día del inmigrante italiano un cariñoso recuerdo a una mujer fundamental en la familia: la abuela
“Hay una frase muy famosa que dice “con los bolsillos llenos de miedos es difícil volar” y esta frase es muy cierta ya que la historia de vida de mi bisabuela Catalina Tropini. Ella fue una mujer que dejó sus miedos y emigró de Italia a Argentina en el siglo pasado.
Nacida el 25 de noviembre de 1877, en Sambuco, Italia. No se sabe mucho de su infancia, sólo que aprendió a leer y escribir a los 8 años. A los 15 años se iba –junto con otras mujeres- a Francia caminando, a trabajar recogiendo violetas y lavandas para una fábrica de perfumes. A los 20 años comenzó a desempeñarse trabajando en un hospital, en el cual aprendió enfermería. En 1904, a los 27 años, se casó con mi bisabuelo Gaetano Degiovanni. Un año después, nació su primer hijo: Pedro y al año siguiente Margarita.
Años más tarde, se escuchaban rumores de guerra en Europa, por esto y porque había mucha pobreza, Catalina, Gaetano y sus dos hijos embarcaron a Argentina en 1908. Lo único que traían era un baúl con ropa, unas pocas pertenecías, semillas, elementos para curaciones y para arreglar zapatos ya que Gaetano era zapatero. El barco tardó 21 días en llegar desde Italia a Argentina.
Dejaron todo atrás para buscar un mejor futuro para ellos y su familia. Estuvieron en Buenos Aires unos días y luego llegaron a Entre Ríos. Una vez llegados, los otros inmigrantes, los que ya habían pasado por lo mismo, los ayudaron a instalarse cómodos (lo que más pudieron ayudar).
Trabajaron mucho y lograron comprar campo, caballos, hacer una casa, todo eso en poco más de una década. Tuvieron otros 5 hijos: Juan, Juana, Catalina, Felisa y Clara, la cual falleció a los dos años por difteria.
Catalina ayudaba a las embarazadas a tener los bebés. Cuidaba de los otros hijos, cocinaba y limpiaba, etc. Cuando le tocaba atender un parto, en el campo, en soledad, sin médicos y con lo poco que había. Lo hacia por solidaridad, sin cobrar, lo cual me parece increíble.
En 1923 pudo regresar a Italia cumpliendo la promesa que le había hecho a su madre: volver a verse. Al llegar, Catalina, le muestra una foto de su casa, familia y caballos, la mamá le preguntaba si habían juntado todos los caballos de la zona, para sacar la foto, pero no, solo eran de ellos. Su viaje de regreso a Argentina duró 11 días esta vez. Catalina sufrió también la pérdida de otra hija, de 40 años a causa del cáncer. Vivió junto a Gaetano muchos años, más de 60, se amaron y superaron dificultades.
Me parece una historia de mucha enseñanza y me fascina” escribió Itatí Trossero, inspirada y guiada por su docente de Lengua y Literatura, Sra. Estela Schneider, en la Escuela Técnica, en el ciclo lectivo 2019. En el día de los inmigrantes italianos considero que es el mejor homenaje a una mujer que – acompañada por un buen hombre- dejó su Italia natal para construir su vida acá, en Argentina.
Vaya como sencillo homenaje a todos los inmigrantes que construyeron lo que hoy disfrutamos.
Mirta Cogno.