Fuerte no será el que más sume, sino el que logre cicatrizar, en el menor tiempo posible, las heridas que dejan (siempre) las contiendas electorales internas de los partidos.

En principio, una interna (PASO) no debería resultar negativa para las agrupaciones políticas. Ello, visto desde un criterio pura y exclusivamente democrático. Pero del dicho al hecho…

Todos sabemos que después de una votación de este tipo, siempre quedan marcas y lesiones (leves y de las otras).

No es novedad: Le ha pasado a todos los partidos a lo largo de su historia. Sin embargo, también lo marca la historia, aquellos partidos y dirigentes que logran cicatrizar cuanto antes sus diferencias, son los que llegan finalmente más fortalecidos a la elección general.

En Viale, estas últimas semanas, tanto en el espacio gobernante como en la oposición, las diferencias se han hecho más notorias. Han aflorado cuestiones que venían dormidas y que ahora –en el marco de la interna- vuelven a resurgir.

Si bien hay dirigentes en ambos partidos que siguen trabajando hasta hoy y contrarreloj para lograr una unión a último momento, la cosa va encaminada a dirimir las diferencias internas en las PASO.

Será tarea (no sencilla) de los dirigentes, lograr sumar a su sector la mayor cantidad posible de militantes que hasta la interna trabajaron para el otro pre candidato. No es un trabajo menor ni fácil. Pero sí fundamental para aquel que quiera llegar con chances firmes a la elección del 9 de junio.