José Francisco de San Martín
1778- 1850
En memoria del general San Martín. Padre de la Patria, Libertador de América y Jefe del Movimiento Nacional de su tiempo.
El Movimiento Nacional es siempre la Nación.
Si se entiende por Argentina la “Nación” y no la “republica”, el Movimiento Nacional siempre es la nación o, desde lo real y no de una superestructura administrativa (el estado), es también el pueblo. Sobre todo en América. Aunque en los momentos en que gobernó el Movimiento Nacional el estado fue nacionalizado, es decir ocupado por la nación y puesto al servicio -con bastante dificultad muchas veces- del pueblo.
El caso de Yrigoyen constituye un ejemplo claro de esas dificultades: no pudo poner al estado en esa función de servicio y debió gobernar con todos los distritos intervenidos al mismo tiempo. También a Rosas le ocurrió otro tanto y el equivalente de las intervenciones fue en su caso gobernar sin tomar en consideración a las provincias.
Es inútil recordar que también San Martín tuvo el gobierno en contra, a tal grado que después de Pueyrredón lo destituyeron, e incluso le exigieron que volviera a participar en la guerra civil, pretensión a la que se negó, como lo sabe cualquier estudiante. En esa época había dos gobiernos: uno fuera del país, que era San Martin y el Ejercito Unido, como se llamaba, y el otro el de Rivadavia en Buenos Aires, jaqueado por el interior.
Desde esa perspectiva el peronismo fue la nación argentina, porque el Movimiento Nacional siempre lo es. Esporadicamente, en cambio, es dueño del estado. Lo cual ha desgastado al estado que era un estado enemigo al grado en que se encuentra actualmente, donde no hay mas estado ni más posibilidad de reconstruir ese estado. En 150 años la nación término por desgastar al estado, ese enclave enemigo dentro de su propio contorno.
La nación es una continuidad, término que no se significa una línea recta, sino continúa, que puede ser sinuosa y generalmente lo es. Avanza como el caballo de ajedrez, en tanto símbolo de linealidad sinuosa