Un nuevo reencuentro, el tercero. Esta vez, con más participantes que el año anterior. Otra vez,  un importante grupo de hombres que hasta ayer fueron niños, se reencontraron en Viale.

A todos los une una causa en común: Vivieron su infancia y adolescencia en el entonces Hogar de Jóvenes (actualmente denominada Residencia Socio Educativa).

Fue como la vez anterior, pero con más actividades y reconocimientos. Por ejemplo, y en un noble gesto, las actuales autoridades de la Residencia entregaron pergaminos a cada uno de los muchachos que visitaron su antigua casa.

«Pudimos compartir un gran momento con los adolescentes y jóvenes que viven hoy en la Residencia. A partir de un pedido especial que nos hizo su Director Sánchez, charlamos con los chicos y pasamos  un hermoso momento», sostuvo René Reibele, organizador del re encuentro.

«Les contamos a los jóvenes  nuestra experiencia de vida y cómo pasamos aquí nuestra infancia. Les dije que se puede salir adelante, más allá de lo que nos ha tocado en la vida», explicó René.

«Porque pese a todo, tuvimos la voluntad de pelearla y sacar de nosotros nuestra mejor versión. No fue para nada fácil, pues nada es fácil en la vida. Pero siempre con la buena voluntad de salir adelante. Eso traté de inculcarles a los chicos que hoy viven allí. Les di mi palabra de aliento a todos ellos y que más allá de los obstáculos que tengan en su vida, podrán salir de esta situación. Que no tomen su experiencia allí como una mala experiencia. Que saquen el mejor provecho. Que se apoyen en el personal y que busquen contención».

«A veces, se escucha cosas como que ‘si la vida nos jugó una mala pasada, yo haré esto o aquello’. Eso no debe ser así. Todos tenemos una segunda oportunidad y todos podemos salir adelante», le explicó a los jóvenes, quienes escuchaban atentos.

Además, en su charla que mantuvo con los chicos, René les aconsejó que estudien, que se capaciten, que busquen mejorar y progresar. «Ellos están en el mismo lugar que estuvimos nosotros tiempo atrás. Por eso les dije que se puede salir adelante».

«Que sean trabajadores y honestos y que posiblemente en unos años podrán ser padres de familia», les recordó.

De distintos lugares

Este año, para este tercer re encuentro, hubo un plus: Se sumaron ex celadores y ex maestras de apoyo que han pasado por el entonces Hogar de Jóvenes. «Pudimos compartir con ellos momentos increíbles. Había ex celadoras que no veíamos desde 1.985. Pasó mucho tiempo, pero fue hermoso habernos re encontrado. Fue una jornada maravillosa», explicó.

Luego de la visita a la Residencia, el grupo partió al polideportivo municipal, donde siguieron compartiendo momentos inolvidables.

Este año, hubo gente que llegó desde Tucumán, Mendoza, Paraná, Córdoba, Buenos Aires, Nogoyá. La mayoría de ellos, con esposas e hijos.

La parte triste de la historia

En una entrevista con la periodista Alejandra Erbetta, René fue muy sincero sobre algunas situaciones que le tocó vivir durante su adolescencia en el antiguo Hogar: Reconoció que hubo momentos de violencia que sufrieron algunos jóvenes puertas adentro.

«En un momento de mi vida, tuve que tomar la decisión, si me guardaba ese rencor o si capitalizaba todas esas malas experiencias para el bien. Yo elegí: Mi corazón no quería ese rencor».

Por eso, ya piensan en un nuevo re encuentro

Para el próximo año se acordó, junto a las autoridades actuales de la Residencia, que el próximo año el re encuentro se lleve a cabo en la propia Residencia.

Si bien este año quienes llegaron a Viale pasaron un rato allí, para 2019 se espera que toda la jornada pueda realizarse de manera íntegra en la Residencia.

El objetivo será compartir, junto a los chicos que viven hoy allí, un día completo de fútbol, asado y charlas. Con una idea central: Mirar hacia adelante. (Fabricio Bovier)

OPINIONES

Recibieron buenas enseñanzas, más allá de nuestros errores y aciertos

Escribe: Marita Ramírez (Ex Celadora)

Este fue mi segundo re encuentro con los chicos. Es como si una vez al año te vienen a visitar tus hijos; uno se emociona de verlos a ellos. Son como hermanos y todos juntos somos familia.

En este segundo re encuentro reímos, lloramos recordando tanas cosas como peleas, risas y castigos.

¿Por qué no? ¡No vas a ir a la pileta de Viale si te portas mal! Ellos se divierten y te agradecen, pero por ahí te tiran una como: «Te acordás cuando me tiraste el pelo o las orejas?» y eso también era verdad…

Una de las tantas anécdotas que recordamos fue cuando a la hora de entregar la guardia, Don Sanabria y Lo Casio no te la recibían si había chicos sin remera o descalzos. Cuando los gurises los veían llegar, salían corriendo y se ponían cualquier calzado, más allá que justo tuviesen a mano en ese momento una zapatilla varios números más grandes. La cosa era tener calzado y todos contentos.

Los chicos se acuerdan que aprendían de todo un poco. Desde arreglar una canilla, limpiar, cocinar, hasta ordeñar una vaca y tantas cosas infinitas de contar.

Hemos vivido mucho tiempo juntos. Los celadores nos íbamos y los chicos quedaban como en su casa. Creo que recibieron buenas enseñanzas, con todos nuestros errores y aciertos.

Lo sabemos porque lo importante de todo esto es que lo dicen ahora cuando ya son hombres con familia, que se sienten orgullosos y felices de haber vivido su infancia en el Hogar.

Gigantes de la vida

Escribe: Estela Facendini (Ex Maestra)

Cuando el año pasado encontré un ex compañero del Hogar del campo, donde apenas recibida de Maestra trabajé durante varios años, me contó del primer Re Encuentro y le dije: «Invítenme el próximo año»… Y qué decir, todo es poco; me encontré con hombres, esposos, padres, que con sus afectos habían desafiado el dolor. Apostando a ser familia.

Fue emoción durante todo el día. Juntos eran hermanos, somos hermanos. Gigantes de la vida que la luchan a diario, sin chiquitajes, campeones que como la vida, el destino o no se qué les provocó  tanto dolor desde niños, hoy están vacunados y pocas cosas los voltean.

Le agradezco a Dios con ellos las lágrimas derramadas. Una vez pregunté, para qué? Me respondieron, sirve en sus vidas el bien que hoy le puedas hacer… Dios me lo confirmó  y le doy gracias a cada uno por el humor, por el sentido del trabajo, los valores para con las mujeres, el amor a sus hijos, que cuidan como leones.

Un gran gracias a cada uno y también por permitirme cada día saber algo por los mensajes de whatsapp. Cada uno forma parte de mí, de mi vida, por eso no quiero despedirlos ni siquiera en estas líneas. Siempre los quise y los querré.