Luego de una polémica por una fiesta de egresados, el Servicio Gastronómico “El Gourmet”, de Viale, realizó su descargo en su cuenta de Facebook el 22 de diciembre.

El mismo señala lo siguiente:

Luego de leer y escuchar (hasta radialmente) muchas críticas, paso a hacer mi descargo de lo ocurrido en la noche de la Recepción de la Escuela Normal.

Nosotros fuimos contratados por un grupo de adolescentes, los cuales eran egresados de la misma institución. Se firmó el correspondiente contrato, del cual se hicieron cargo dos madres. Uno de los puntos importantes del mismo, era que las tarjetas se venderían hasta el mes de octubre para tener una lista definitiva de la cantidad de personas que integrarían este evento. A partir de dicha lista, compuesta por una cantidad de 479 personas (415 persona mayores de edad y 64 menores) es que se empezó a organizar todo lo relacionado con el servicio. De este modo, se alquilaron 514 sillas para tener, inclusive, adicionales en caso de rupturas. También, a partir de esa cantidad de invitados se alquilaron sillas, vajillas, tablones y también la elaboración de la comida y la cantidad de bebidas.

La noche del evento mientras un grupo ultimaba detalles, otro grupo preparaba el recibimiento. Y si había chizitos, como se dice, fue porque también había menores. El resto del menú estaba preparado. Cuando comenzaron a llegar los egresados se les pregunto si querían que se entregue el recibimiento antes o después que hagan la entrada, y un grupo contestó que esperemos a que ellos hicieran su entrada. En ese mismo momento empezamos a recibir insultos de mujeres y hombres porque había gente parada y sin lugar. ¿Cómo podía ser así, si los lugares estaban contados para la cantidad de invitados previamente pactados?

Conjuntamente, la gente comenzó a ingresar a nuestro lugar de trabajo, repito nuevamente, con insultos y gritos, de manera que para solucionar el problema tuvimos que dejar lo que estábamos haciendo y salir a buscar sillas, mesas y vajillas. Lógicamente, esto atraso muchísimo el trabajo y fue lo que empezó a desvirtuar la situación.

Todos tratamos de explicar, pero nunca nos escucharon, solamente gritaban y eso complicaba más las cosas. Había más gente que la indicada en la lista de invitados entregada por los chicos, gente metida en la cocina insultando y no dejando hacer nuestro trabajo. Las ensaladas estaban todas preparadas, listas para salir, pero obviamente que no alcanzaba por la cantidad de gente que había de más.

Si hubiese habido la cantidad de personas pactadas previamente, todo esto no hubiese pasado. Se habría realizado la entrada y luego los mozos saldrían con el recibimiento para luego se pasar tranquilamente al primer plato.

Es más, se pueden contar las personas de las listas y la cantidad de sillas alquiladas y vestidas que de hecho había de más para mayor comodidad. Sin embargo, a pesar de toda la gente que nos insultó y obstruyó nuestro trabajo, seguimos adelante y no los abandonamos en ningún momento. Pero con la comida no podíamos hacer magia. En una hora no se puede conseguir los elementos faltantes para tantas personas de más. Trabajamos sin descanso, con lágrimas y ataques de llanto por el mal trato del que fuimos objeto mientras hacíamos nuestro trabajo.

Entendemos muy bien el enojo, la decepción que tienen. Nosotros estamos destruidos porque no pudimos cumplir en tiempo y forma y pedimos las disculpas necesarias esa noche y nos volvemos a disculpar. Este es nuestro trabajo, de manera que jamás podríamos haber estafado a la gente como se dice gratuitamente. Somos conscientes que tal situación no nos favorece en lo más mínimo. Pero hay cosas que nos sobrepasan; no es el primer evento al que asistimos y jamás había pasado una situación similar. Insistimos: no se puede hacer magia cuando aparecen tantas personas adicionales a lo acordado. Dedicamos mucho tiempo en la planificación y estrategia para que todo salga de acuerdo a las expectativas, pero siempre guiándonos con la lista de personas invitadas.

Nadie hace un trabajo y pierde el tiempo para que las personas queden disconformes e indignadas. Y por último, aclaro, no estábamos en la organización del evento; solamente éramos encargados de la comida. Nuevamente, al igual que la noche en cuestión, volvemos a pedir disculpas por no haber cumplido con el trabajo como estamos acostumbrados desde que comenzamos en esta actividad. Desde ya muchas gracias.