Del temor extremo a la psicosis hay un solo paso; un trecho bastante corto. Al menos, así quedó en evidencia los últimos días, cuando en varias provincias argentinas (sobre todo, las del norte) decidieron colocar una faja en las puertas de los camiones para que los choferes no puedan descender mientras circulan por esos territorios.
El pobre tipo que lleva varias horas arriba del camión no podrá ni siquiera bajar a hacer pis ni caca hasta que no atraviese toda la provincia. ¿Suena a locura? Claro que sí. Pero es una realidad en este tiempo de pandemia, temores y excesos.
A un camionero vialense que viajó la semana pasada al norte argentino, le colocaron en las puertas de su camión (antes de ingresar a Catamarca) una faja. La misma no podría ser destruida hasta tanto ese transporte no saliera de territorio catamarqueño. El hombre tendría que soportar arriba de su vehículo varias horas, sin poder bajar para ir al baño, comer algo, o apenas descansar en una sombra.
Al cabo de un rato, el chofer no aguantó más y en medio de una zona rural y como pudo, logró salirse por la ventanilla para ir al baño. “Sentí pánico en que alguien me vea y me denuncie. Yo no estaba haciendo nada malo. Apenas, mis necesidades”, contó preocupado a NuevaZona.
No fue lo único en su complicado viaje. En la localidad de Nueva Esperanza (Santiago del Estero) el muchacho, mientras almorzaba en un comedor, tuvo que soportar que cuatro policías le exigieran que se retirara del lugar, escoltándolo hasta su camión, para que saliera otra vez a la ruta. “Me sacaron del restaurant y me siguieron hasta mi vehículo, como si yo fuera un delincuente”, contó.
Que no se malinterprete esta nota y que alguno crea que estamos pidiendo vía libre para todos, una baja en los controles, o el abandono de medidas de prevención. No, nada más lejos que eso. Simplemente, lo que se plantea aquí es un poco de sentido común y otra actitud con los laburantes del camino. En resumen: un trato un poco más humano con los camioneros. Ni más ni menos que eso.
(Fabricio Bovier)
