Seba Correa es un joven Arquitecto de la ciudad de La Plata, que de muy chiquito soñaba con tener -de grande- un Chevrolet Impala.
Un día, su sueño se hizo realidad. Después de buscar y buscar, consiguió en la provincia de Santa Fe un modelo 1.959, pero que debía ser totalmente restaurado. El vehículo había tenido numerosos propietarios y durante varios años había dormido en la calle en distintas provincias, con todo lo que ello significa para un auto con seis décadas de vida.
La restauración demandó cuatro largos años. El coche quedó totalmente original y con todos los detalles de fábrica. Todos. Tanto, que obtuvo el primer premio en categoría “Vehículo americano post-Guerra” en “Auto Clásica”, el mayor evento de coches y motos de Sudamérica.
Hoy, ese selecto auto de origen norteamericano que es un clásico a nivel mundial, volvió a la ciudad de Viale. El dueño platense se lo trajo especialmente a Silvestre Carchiolo, su primer propietario. Fue un reencuentro lleno de alegría que se vivió con mucha emoción y hasta algunas lágrimas.
Así, Carchiolo volvía a rencontrarse no sólo con su recordado coche, sino también con parte de su historia (y de su vida).
La visita a la ciudad de Viale significó para ambos (Correa y Carchiolo) un reencuentro en el que se mezcló la pasión por los fierros y la mecánica, con una naciente amistad entre dos familias: una bonaerense y otra entrerriana.




