Debo ser sincero: Para alcanzarlos, tuve que pedalear y bastante. Escuché el camión pasar por casa y hasta que busqué la cámara, bici, y logré salir a la vereda, se me habían ido. (Aclaración necesaria: El periodismo está autorizado a salir a la calle, precisamente para llevar la información a la comunidad en esta etapa de emergencia).
Estos días nos hemos acordado del personal de salud, policía, bomberos, Guardia Urbana. Todos trabajando a destajo para enfrentar este enemigo silencioso llamado Coronavirus.
También nos hemos acordado de los recolectores. Incluso, hubo familias como la de Dorita y tantas otras más que le obsequiaron dibujos hechos a puro lápiz y corazón.
El trabajo que realiza esta gente es realmente increíble. Lo hacen cuando una gran mayoría permanecemos dentro de casa, seguros. Muy seguros. Estos muchachos, en cambio, no. Ellos están expuestos. Tremendamente expuestos a cualquier cosita que ande dando vueltas por el aire o la basura.
La tele está llena de superhéroes con poderes fantásticos. Algunos poseen increíble velocidad; otros tremenda fuerza; o poderes explosivos; energía del más allá; habilidad para viajar sin riesgos y hasta capacidad de hacerse invisibles.
Por el contrario, estos otros superhéroes (los de carne y hueso) no poseen ninguno de aquellos magníficos poderes. Apenas, colgarse de un camión que va deteniendo su marcha en cada cesto, correr, y cargar con sus manos nuestra basura.
Por eso son unos tremendos héroes. Porque son reales. De carne y hueso. Y son nuestros.
(FB)