Ocurrió una calurosa tarde de diciembre de 2011. El lugar: plaza San Martín de Viale. Era un miércoles y como todos los miércoles, cinco camiones de una conocida empresa de caudales realizaban el traslado de bolsas con valores de un vehículo a otro.
No estaban solos: Custodiando esa operatoria se encontraban varios (y cuando decimos varios, son muchos) guardias totalmente armados.
¿Se entiende hasta aquí? Guardias armados hasta los dientes, en el estacionamiento de una plaza. Una plaza llena (repleta) de chicos y familias. Porque para eso son las plazas, para las familias. Y no para realizar intercambio de dinero con desconfiados agentes de seguridad.
Aquel miércoles, dos vecinos no aceptaron que ello esté ocurriendo frente a sus narices y en plena plaza. Plaza en la que sólo debía haber chicos y grandes en las hamacas. No otra cosa.
Los dos vecinos vialenses no lo dudaron: Al día siguiente, elaboraron una nota dirigida al Concejo Deliberante y también al Presidente municipal. Allí explicaban la riesgosa situación a la que estaban expuestos cientos de niños.
Imagínese Usted, amigo lector: Qué ocurriría si de repente, en plena operatoria de dinero, un grupo de delincuentes decidía realizar un asalto a los cinco camiones de caudales. ¿Se imagina la lluvia de balas que se hubiese esparcido en la plaza?
Pues bien, a las pocas semanas de la presentación formal de aquellas notas al Concejo y al propio Intendente, la ciudad de Viale fue pionera en aprobar una ordenanza ejemplificadora: En febrero de 2012, se prohibió a todos los camiones de caudales realizar movimiento de valores en el estacionamiento de la plaza San Martín de Viale.
El 11 de febrero de aquel año, el Concejo Deliberante prohibió por unanimidad a las empresas transportadoras de caudales, realizar movimiento de valores en cualquier lugar que no sea el mismísimo frente de una entidad financiera y únicamente en horario bancario. NUNCA POR LA TARDE.
La Ordenanza garantizó, de este modo, la seguridad de cientos de niños que juegan en la Plaza San Martín.
La medida, que no conocía precedentes en la provincia hasta entonces, determinó imponer severas multas para toda empresa que no cumpla con lo establecido en la ordenanza.
A nadie se le impidió seguir con su trabajo. Sólo que a partir de ese momento, las empresas de caudales deben estacionar únicamente en el lugar más cercano al Banco y en horario en el que éste funciona; es decir jamás por la tarde (como ocurría una vez por semana en el estacionamiento de la plaza).
Desde aquel 11 de febrero de 2012, la plaza volvió a ser lo que corresponde: un espacio público de recreación, donde los chicos disfruten una tarde sin hombres armados; sin riesgo de balas. Y donde reine, únicamente, la risa, el movimiento de las hamacas y los juegos de nuestros peques.
(Fabricio Bovier)
