-Hoy es mi cumple –es lo primero que dice una mañana calurosa de noviembre. Recién llega a la larga galería. Estaba en uno de los patios de la Residencia, acompañado de otros dos chicos y uno de los trabajadores de la institución.

-Hoy cumplo 14 años –cuenta Pedro.

Su nombre real no es Pedro, pero por cuestiones legales no difundiremos aquí su verdadero nombre.

Pedro no tiene DNI. No de ahora. Jamás tuvo DNI. Ni él, ni uno de sus hermanos. No es que lo hayan perdido. Jamás accedieron a un Documento Nacional de Identidad.

Tanto Pedro como su hermano (un año mayor que él) viven como “NN” en nuestro país. Y no son los únicos casos. 

Si bien no hay cifras oficiales, un informe publicado en 2012 por la Universidad Católica Argentina (UCA) y el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (IADEPP) calculó que había unos 168.000 niños y niñas de entre 0 y 17 años nacidos en el país que no tenían DNI.

Por carecer de Documento, tanto Pedro como su hermano ven vulnerados muchos de sus derechos esenciales. Es que al no figurar en ningún lado, para la ley son prácticamente “invisibles”.

El chico que no podía jugar al fútbol

Pedro ama el fútbol. Quienes lo conocen, coinciden en que es muy buen arquero. Sin embargo, ha tenido serios inconvenientes para poder atajar en los clubes.

-Mi problema es que no tengo Documento –explica. Estamos sentados en uno de los tres bancos de madera ubicados en la galería de la Residencia de Jóvenes “Roque Sáenz Peña”, de Viale.

Al no tener DNI, los clubes se ven imposibilitados de poder inscribirlo, o brindarle una cobertura de seguro.

Hace un tiempo le permitieron jugar en uno de los clubes de la ciudad. Sin embargo, por falta de documento, tenía problemas para viajar a disputar partidos en localidades vecinas. Sin DNI no se puede viajar.

Además de no poder inscribirse en un club, quienes no tienen DNI no pueden acceder a beneficios de la seguridad social, o viajar en colectivo.

Los problemas no son sólo para los menores. Los mayores de edad que no cuenten con documento no pueden trabajar en blanco, ni de manera independiente, porque no se puede obtener número de CUIL ni CUIT. Tampoco, acceder a una jubilación.

Otra de las cosas en las cuales los mayores de edad se ven impedidos es a votar, casarse, salir del país u obtener una licencia de conducir. Ni siquiera solicitar una línea de teléfono. Como se ve, la lista de escollos es interminable.

Pero volvamos al caso de Pedro…

¿Y la escuela?

Poder ir a la escuela fue (y es) otro de los serios inconvenientes que enfrentan Pedro y su hermano.

Si bien algunas escuelas permiten (deben hacerlo) el ingreso de alumnos sin DNI, en muchos casos no pueden otorgarles certificados al haber finalizado el curso. Otro derecho vulnerado. Y la lista sigue.

-Hice hasta cuarto grado –cuenta. Y detalla los problemas que debió enfrentar por su falta de DNI.

Así lo confirmaron desde la propia Residencia. “En la escuela donde concurrió Pedro no existen papeles ni documentación y eso es otro de sus derechos vulnerados”, explicaron.

La realidad que los hermanos atraviesan es dura, durísima. Es que al ser “NN”, no hay un registro oficial donde ellos aparezcan. Dicho en pocas palabras: al ser indocumentados, es como si no existieran para la ley.

Sólo un certificado

Ambos hermanos nunca fueron inscriptos al nacer. Únicamente existía un certificado de que habían nacido en el hospital San Roque, de Paraná. Pero jamás fueron inscriptos en el Registro Civil, tal como lo establece la ley.

Al no haber sido inscriptos, los chicos no quedaron registrados en la base de datos única del Registro Nacional de las Personas.

Y ello, obviamente les generó, les genera y les seguirá generando numerosos obstáculos hasta tanto no se logre la obtención de su DNI.

Pobreza y exclusión, factores determinantes

Según  explicaron desde el Ministerio del Interior hace algún tiempo al diario La Nación, en el 99% de los casos en que las personas no obtienen su DNI tiene que ver con la pobreza y la exclusión social. “Muchas veces estas personas no tienen los medios o la burocracia los hace desistir de llevar adelante el trámite”.

Burocracia sin fin

Han sido numerosos los trámites y gestiones que se han venido haciendo desde la Residencia donde hoy vive Pedro para lograr el registro de los hermanos.  Pero el proceso es largo. Y muy burocrático.

Janet Miraglio, Psicóloga de la institución en la que vive el adolescente, explicó a NuevaZona: “Durante este tiempo se han venido haciendo todos los trámites que marca la ley. Se hicieron muchos papeles. Primero los deben reconocer el papá y la mamá; luego acudir al Médico para que de cuenta del sexo biológico. Posteriormente, conseguir personas (testigos) que hayan conocido a la madre y el padre para que den cuenta que son hijos de ellos, entre otros trámites. Es todo un proceso y que lleva mucho tiempo”.

Todo es lento. Todo se demora, y cuanto más se retrasa, más se vulneran los derechos de los chicos.

Desde hace ya algunos años, se vienen debatiendo en nuestro país distintas iniciativas que buscan  reducir los procesos judiciales que enfrentan hoy las personas que se encuentran indocumentadas.

Pero el tiempo pasa y las soluciones no llegan. Y cuanto más se demore todo, más derechos serán vulnerados. Pedro puede dar cuenta de ello.

(Fabricio Bovier)

Foto: Andy Abir